Preparados, Pero Confiados en DiosMuestra

La victoria viene de Jehová
“…Mas Jehová es el que da la victoria”. (Proverbios 21:31b, RVR1960)
La victoria es un regalo divino, no un mérito humano.
Aunque es aconsejable hacer los mejores preparativos para la batalla, en última instancia, uno no debe confiar en los caballos ni en la preparación, sino en Dios mismo. La victoria es del Señor, no solo de los caballos y la preparación.
El proverbio culmina con la verdad central: la victoria proviene de Jehová. Esta afirmación cambia la perspectiva. No se trata solo de esforzarnos, sino de confiar en el Señor que dirige los resultados. David venció a Goliat no por su destreza, sino porque confió en el nombre de Jehová (1 Samuel 17:45). El apóstol Pablo nos recuerda que somos “más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37).
La victoria que Dios da puede expresarse en diferentes formas: fortaleza en la prueba, dirección en la incertidumbre, o triunfo sobre el pecado por medio de Cristo. Nuestra responsabilidad es preparar y obedecer, pero nuestra confianza final debe estar en la fidelidad y el poder de Dios. Cuando reconocemos que la victoria viene de Él, vivimos en paz y esperanza, sabiendo que Su propósito se cumplirá.
Es importante trabajar diligentemente y prepararse para los desafíos de la vida. Sin embargo, la confianza no debe depositarse únicamente en los medios humanos o en uno mismo, sino en la soberanía y el poder de Dios.
- La preparación: el acto de preparar el caballo para la batalla representa el esfuerzo humano, la planificación, las habilidades y los recursos que uno pone en una tarea o desafío.
- La victoria: la victoria, el resultado final, no está garantizada por la preparación. Es Dios quien, en última instancia, otorga la victoria.
¿De qué manera puedes entregar hoy tus batallas al Señor, confiando en que la victoria proviene únicamente de Él?
Acerca de este Plan

Proverbios 21:31 enseña que la preparación humana es necesaria, pero la victoria proviene de Dios. Este devocional en tres capítulos nos guía en un camino de equilibrio: primero, la responsabilidad de prepararnos; luego, el reconocimiento de nuestras limitaciones humanas; finalmente, la confianza absoluta en que solo el Señor asegura la victoria. Así aprendemos a vivir con diligencia y dependencia, trabajando con esfuerzo, pero confiando plenamente en Dios.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: leadershiftglobal.com
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