Dios Está en ControlMuestra

Día 29: Confianza y la plenitud de la entrega

“Samuel respondió: ¿Qué agrada más al Señor:
que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios
o que se obedezca lo que él dice?
El obedecer vale más que el sacrificio,
y prestar atención, más que la grasa de carneros” (1 Samuel 15:22 NVI).

La historia del rey Saúl nos advierte de un peligro sutil: la obediencia parcial. Dios le ordenó destruir por completo a los amalecitas y todo lo que poseían, pero Saúl se quedó con el mejor ganado, alegando que era “para el sacrificio al Señor”. Se engañó a sí mismo pensando que su desobediencia era devoción.

¿Y con qué frecuencia hacemos lo mismo?

Llamamos prudencia o equilibrio a lo que, en el fondo, es solo una rebelión disfrazada. Perdonamos a algunos, pero guardamos rencor a otros. Damos generosamente en algunas áreas, pero nos cerramos en otras. Servimos cuando nos conviene, pero nos apartamos cuando cuesta demasiado. Al igual que Saúl, ofrecemos a Dios una apariencia de obediencia mientras nos aferramos a lo que Él nos pidió que rindiéramos.

El profeta Samuel fue contundente: obedecer es mejor que sacrificar. Dios no quiere nuestra práctica religiosa, sino nuestra confianza expresada en obediencia total. No hay sustituto para hacer lo que Él dijo, tal como lo dijo.

La raíz de la obediencia parcial es la falta de confianza. Si realmente creemos que Dios es bueno, sabio y amoroso, no necesitamos editar sus mandamientos. No necesitamos "mejorar" sus instrucciones. Obedecemos plenamente porque confiamos en que su camino no solo es correcto, sino el mejor.

La ironía es que al contenernos, perdemos más de lo que ganamos. Saúl cuidó el ganado, pero perdió el reino. Cuando nos abstenemos de obedecer, nos privamos de la bendición plena.

La obediencia completa requiere una entrega total, confiar en Dios más que en nuestro entendimiento, en su carácter más que en nuestras preferencias, en su promesa más que en nuestra comodidad.

Este es el camino a la verdadera bendición: no rituales impresionantes, sino una vida sencilla y entregada que agrada al Señor.

Mi oración:

Dios Todopoderoso, perdóname por las veces que oculté mi desobediencia tras apariencias religiosas. Revélame dónde he actuado como Saúl, guardando lo que ya me has pedido que entregue. Dame fe para confiar plenamente en ti y la gracia para obedecer plenamente, incluso cuando me cueste algo valioso. Que mi vida no se caracterice por sacrificios aparentes, sino por una obediencia sincera y completa. Para tu gloria, en el nombre de Jesús. Amén.

Preguntas para reflexionar:

1. ¿En qué área de tu vida has ofrecido actividad religiosa en lugar de verdadera obediencia?

2. ¿Qué "ganado" estás guardando, pero Dios ya te ha pedido que entregues por completo?