Dios Está en ControlMuestra

Día 25: Confianza en la Sangre de Jesús

“En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de su gracia” (Efesios 1:7 NVI).

La Sangre habla.

La sangre de Abel clamó desde la tierra por justicia y venganza. Pero la Sangre de Jesús habla algo infinitamente mejor: clama por misericordia.

La palabra griega haima significa “vida”. Confiar en la Sangre de Cristo es confiar en Su vida entregada como rescate por ti.

Cuando la Biblia dice que tenemos “redención por su Sangre”, usa la imagen del mercado de esclavos. Jesús pagó el precio para liberarte. La transacción está completa. Ya no perteneces al pecado. Ahora perteneces a la gracia.

Sin embargo, a menudo nos cuesta creerlo. La culpa nos hace pensar que no merecemos el perdón. El recuerdo de los errores del pasado intenta convencernos de que todavía nos condenan. Pero los sentimientos y los recuerdos no tienen la última palabra. La Sangre de Cristo habla más fuerte que ambos, y a nuestro favor.

Cuando Satanás venga con acusaciones, no necesitas demostrar nada con tu propia bondad. Señala la Sangre.

Si dice: "Recuerda lo que hiciste", la Sangre responde: "Olvidado".

Si afirma: "Eres culpable", la Sangre responde: "Perdonado".

Si insiste: "No puedes ser salvo", la Sangre responde: "Redimido".

La Sangre de Cristo no es un sentimiento que va y viene; es un hecho eterno. En la cruz, Jesús derramó su Sangre por ti de una vez por todas. La palabra griega para perdón, aphesis, significa liberar la deuda, eliminación completa, no una cobertura temporal. Tus pecados no están escondidos en algún rincón. Han sido borrados.

Esto demuestra que la salvación está completamente en manos de Dios. Él la planeó antes de la fundación del mundo, la cumplió en el momento oportuno y la aplica en tu vida hoy. Lo que Él ha hecho, nadie puede deshacerlo.

Por lo tanto, cuando tu conciencia te acuse, confía en lo que dice la Sangre de Cristo. Cuando tus pensamientos te condenen, confía en lo que dice la Sangre de Cristo. Cuando las circunstancias sugieran que Dios te ha abandonado, confía en lo que dice la Sangre de Cristo. Ella habla de realidades eternas que ningún sentimiento ni situación puede cambiar.

Mi oración:

Señor Jesús, confío en tu preciosa Sangre, que habla más fuerte que la culpa y que las acusaciones. Cuando mi corazón me condene, que tu Sangre hable por mí. Cuando el enemigo me acuse, que lo derrote con la obra consumada de la cruz. Ayúdame a descansar no en mis sentimientos, sino en el hecho de que tu Sangre ha limpiado completamente mis pecados. Gracias, porque en ti estoy limpio, libre y seguro. Amén.