Dios Está en ControlMuestra

Día 21: Confía en el Don de la Gracia

"Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe. Esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios y no por obras, para que nadie se jacte" (Efesios 2:8-9 NVI).

Con cuánta frecuencia complicamos lo que Dios ha simplificado. La palabra griega charis, que significa gracia, significa favor inmerecido, un don que nos llega no porque lo merezcamos, sino porque el Dador es generoso sin medida. No es un sentimiento. Es un hecho.

Con demasiada frecuencia vivimos y actuamos basándonos en el mérito, como si todo dependiera de lo que hacemos o logramos. Trabajas, ganas. Estudias, apruebas. Te va bien, recibes. Pero el Reino de Dios opera con un principio completamente diferente: la gracia. Y la gracia, por su propia naturaleza, no se puede ganar. Intentar ganar la gracia es malinterpretarla por completo.

"Eres salvo" no es una ilusión ni una esperanza futura, sino una realidad presente. La obra está hecha. Completa. Tu salvación es tan segura como la Cruz misma, porque no se basa en tus débiles esfuerzos, sino en la obra consumada de Cristo.

¡Pero cómo luchamos contra esta verdad! Insistimos en sumar nuestras pequeñas contribuciones a la gran salvación de Dios. Pensamos que seguramente hay algo que podemos hacer, alguna manera de ayudar. Pero la gracia excluye todos esos esfuerzos. Si no los excluyera, ya no sería gracia.

Cuando te encuentres aferrado a la carga de intentar ser digno del amor de Dios, detente. Recuerda que la dignidad nunca fue el problema. Dios no te salvó porque tuvieras el potencial de ser bueno. Te salvó porque Él es bueno. El don te fue dado mientras aún eras pecador, y sigue siendo tuyo ahora, no porque hayas mejorado, sino porque Él no cambia.

Esta debería ser la verdad más liberadora que jamás escucharás. Puedes dejar tu lucha. Puedes dejar el peso aplastante de la autosuperación como medio para obtener el favor de Dios para la salvación. Eres amado, completa y eternamente, porque la gracia te hizo así. Quien comenzó esta buena obra la completará. La salvación es un don de Dios precisamente porque Él controla cada aspecto de ella. Si dependiera de ti en alguna medida, sería incierta. Pero como reposa enteramente en manos de la gracia de Dios, es absolutamente segura.

Mi oración:

Padre, tu caridad sobrepasa mi pequeño entendimiento. Ayúdame a recibir lo que no puedo ganar y a descansar en lo que no puedo mejorar. Cuando sienta la tentación de añadir mis obras a tu don perfecto, recuérdame que la gracia debe ser gracia, o no es nada. Que viva no como alguien que intenta ser amado, sino como alguien que ya es amado. Por Cristo, que es la gracia misma. Amén.

Preguntas para reflexionar:

1. ¿En qué momento de tu vida espiritual te cuesta más aceptar la gracia sin añadir tus propios esfuerzos?

2. ¿Cómo cambiarían tus oraciones si realmente creyeras que el amor de Dios por ti ya es completo?

(Alguien cercano a ti necesita esto. Lee los siguientes versículos y envíale un mensaje a esa persona hoy. Es la mejor noticia que podría escuchar).