La Mente: ¿Aliada O Enemiga?Muestra

Dios nos manda en su Palabra que lo amemos con nuestra mente y con nuestros pensamientos. ¡Qué importante es que, como hijos de Dios, pensemos bien! ¡Y qué difícil que es lograr eso! A veces, a pesar de tantas promesas que tenemos en la Palabra de Dios, vivimos los días sin disfrutar, como dice el salmo 16:11 (RVR): “delicias a su diestra para siempre”.

El Salmo 94:19 (DHH) dice: “En medio de las preocupaciones que se agolpan en mi mente, tu me das consuelo y alegría”. Debemos cuidar nuestra mente, no debemos permitir que las preocupaciones se agolpen en ella, ni que nos derroten.

Pensar bien, entonces, se vuelve como un músculo que necesita ejercicio para desarrollarse y trabajar mejor. El Señor, muchas veces, permite ciertas situaciones justamente para poder caminar sobre las aguas y que aprendamos, en definitiva, a mirarlo a Él mientras lo hacemos, sin ser atemorizados por cualquier tormenta.

El Salmo 119:32 (CST) afirma: “Corro por el camino de tus mandamientos, porque has ampliado mi modo de pensar”. Dios había ampliado el modo de pensar del salmista, y por eso corre a los mandamientos y a lo que el Señor ordena. Tener amplitud de mente para el Señor nos permitirá poder vivir pensando bien, sin ser derrotados por preocupaciones y cumplir así el mandamiento de amar a Dios con nuestra mente.