Logo de YouVersion
Ícono Búsqueda

¿Realmente Entiendo Mi Relación Con Dios?Muestra

¿Realmente Entiendo Mi Relación Con Dios?

DÍA 2 DE 3

Día 2 – La Vid Verdadera

Pablo nos explica algo clave sobre la Ley de Moisés. En 2 Corintios 3:6 dice que la letra mata, pero el Espíritu vivifica. ¿Qué quiso decir con esto? Que la Ley fue dada para señalar el pecado, no para salvarnos. Y Juan nos lo aclara todavía más: el pecado es la infracción de esa Ley (1 Juan 3:4).

Para entenderlo mejor: la Ley de Dios no es como una ley de tránsito, que se cumple sólo para evitar un castigo. Son leyes de amor (Mateo 22:37-40). Imagina una relación de pareja: quizá tienen reglas, pero no se hicieron para castigarse, sino para cuidarse mutuamente. Si alguien fuera infiel, ninguna sanción quitaría el dolor que provocó. Así funciona con Dios: la Ley marca las cosas que hieren nuestra relación con Él.

Por eso Pablo dice que “la letra” condena. La Ley revela nuestro pecado, pero no puede darnos vida. Nos muestra que estamos separados de Dios.

En el Antiguo Testamento, Israel fue comparado muchas veces con “la vid” (Salmos 80:8-9). La vid es la planta de donde nacen las uvas y aunque fue cuidada por Dios, produjo mal fruto: desobediencia e idolatría.

Y hoy nos pasa algo parecido: la gente no nos conoce por los versículos que publicamos en redes ni porque decimos “soy cristiano”. El mundo mira el fruto que nace de nuestro corazón (Mateo 7:16- 20). Como seres humanos, tenemos la tendencia a producir fruto dañado porque nuestro corazón es pecador.

Pero en medio de eso, Jesús se presenta como la vid verdadera (Juan 15:1-17). Él nos invita a permanecer en Él para producir un fruto diferente: uno que obedece a la Ley de Dios y refleja santidad, tal como lo hizo Cristo.

¿Cuál es ese fruto perfecto? Nuestras acciones hacia los demás (Gálatas 5:22-23). Cuando permanecemos en Cristo, empezamos a amar como Él ama. Y ese amor es la prueba de cuán cerca estamos de Dios. No es casualidad que en Deuteronomio 5:16-21 se nos recuerden mandamientos que tienen que ver con cómo tratamos al prójimo: honrar a los padres, no matar, no adulterar, no robar, no mentir, no codiciar.

Si permanecemos en la vid verdadera, nuestro fruto será bueno y reflejará el carácter de Cristo. No será algo nacido de un corazón corrompido, sino de la obra del Espíritu Santo en nosotros.

Y aquí viene algo precioso: Dios ya conocía tus planes antes de que existiera el universo. Te amó tanto que te incluyó en ellos. No te dará una carga imposible, porque conoce tus capacidades. Y si Él te llama a algo grande, como ser instrumento para cambiar tu generación, no será por tu esfuerzo o entendimiento, sino porque en Cristo toda victoria es segura.

Oración guiada

Padre Celestial, recuérdame cada día que ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Hazme sensible a tu Espíritu para que los frutos que dé hoy y mañana no provengan de mi corazón corrompido, sino de tu vid perfecta. Amén.

Aplicación del día

Hoy proponte un acto de amor que refleje el fruto de Cristo en ti. Puede ser perdonar, servir, animar o simplemente escuchar con paciencia a alguien que lo necesita.

Acerca de este Plan

¿Realmente Entiendo Mi Relación Con Dios?

A veces, al dar nuestros primeros pasos con Cristo o incluso tras años caminando con Él podemos inventar nuestra propia versión de quién es Dios y qué lugar ocupa en nuestra vida. Te invito a detenerte por un momento, a abrir el diccionario de tu corazón, y comparar esa definición con la única verdad que no cambia: Su Palabra.

More

Nos gustaría agradecer a José Milián por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/jose_milanesa