El Arte De ServirMuestra

Lo ordinario se vuelve extraordinario

¿Qué tienes en tus manos que Dios pueda usar hoy?

Al Señor no lo conmueve la grandeza del talento, sino la entrega humilde del corazón. Muchas veces pensamos que lo que tenemos es insuficiente o común, y que no servirá para nada. Sin embargo, la historia de Moisés nos recuerda que incluso la herramienta más sencilla, cuando se pone en las manos de Dios, puede cambiar el rumbo de la historia. Tu “vara” hoy puede ser la llave que abra puertas para bendecir a otros.

Lo que consideras rutina o simple habilidad puede tener un propósito eterno. La paciencia que demuestras enseñando, la sazón de tu cocina, la creatividad en tu trabajo, la capacidad de escuchar o animar a alguien, son talentos que parecen ordinarios, pero que Dios puede convertir en extraordinarios. Lo que tú ves como pequeño, Él lo ve con potencial ilimitado.

Dios también utiliza habilidades profesionales y ministeriales de formas inesperadas. Un arquitecto puede crear espacios que inspiren comunidad; un músico puede tocar notas que toquen el corazón; un voluntario puede transformar vidas con su disposición para servir. Alguien con habilidad en los números puede ayudar en la administración económica de una iglesia, etc. Cada acción cotidiana, aunque parezca común, tiene el potencial de ser un milagro cuando se entrega a Dios.

Esto me recuerda que desde pequeña la música y el canto han acompañado mi vida. Recuerdo cuando llegué por primera vez a la comunidad de la que ahora soy parte: pasé dos años siendo solamente congregante, sin servir en ningún equipo. Sin embargo, en lo más profundo de mi alma ardía el deseo de adorar en el grupo de alabanza. Con el tiempo, Dios abrió esa puerta y me permitió servir ahí. Pero confieso que muchas veces he luchado con lo ordinaria que suena mi voz. Cada vez que lo digo en voz alta, mi corazón se quebranta, porque siempre creí que la voz que tengo era fea e insuficiente.

Aun así, en medio de esa lucha, Dios me ha mostrado que aquello que parece frágil o común en mis oídos, Él lo puede volver extraordinario. Sí, debo trabajar en mi voz, pero por alguna razón misteriosa sé que el Señor tiene un plan mayor. Lo que alguna vez se tiñó de ego, hoy se transforma en un sonido exclusivo para Él. Y ahí, en su gracia, mi voz encuentra sentido y lugar.

Asi que nunca subestimes lo que tienes. Cada pequeño gesto de amor, cada talento diario, cada acción de servicio tiene el poder de multiplicarse en las manos de Dios. Lo ordinario que tú ves puede convertirse en extraordinario para alguien más, y en testimonio vivo de la gracia y creatividad de nuestro Señor. Confía, ofrece y observa cómo Él obra milagros a través de ti.

El primer paso para que lo ordinario se vuelva extraordinario es reconocer lo que ya tienes en tus manos. Haz una lista de tus talentos, habilidades y recursos cotidianos. Entrégalos en oración y permite que Dios los use hoy mismo, para impactar a tu familia, tu iglesia o tu comunidad. Recuerda: Dios no pide perfección, solo disponibilidad y fe.

Como nos recuerda Filipenses 4:13 RVR1960: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Ningún talento es demasiado pequeño cuando Dios lo respalda. Lo que hoy consideras simple o insuficiente, mañana puede ser la herramienta que cambie vidas. Pon tu creatividad y tus dones en sus manos y permite que Él haga maravillas a través de ti.