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El Poder De La MenteMuestra

El Poder De La Mente

DÍA 2 DE 3

Lo que también podemos observar en la vida de Saúl es cómo constantemente violaba la ley de la mente al no confrontar la falsa paz. Esta fue una de las grandes debilidades de su carácter. Cuando algunos hombres lo despreciaron y lo subestimaron, diciendo: "Pero algunos perversos dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar este? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron presente; mas él disimuló" (1 SAMUEL 10:27. RVR1960). Saúl prefirió callar y aparentar tranquilidad en lugar de expresar su incomodidad y resolver el conflicto.

¿Por qué actuó así? Porque cargaba con una enfermedad emocional que le impedía confrontar la realidad. Muchos hacen lo mismo: aunque están incómodos con ciertas situaciones, callan y acumulan, escondiéndose detrás de frases como “no pasa nada”, “mejor lo ignoro”, o “no quiero problemas”. Sin embargo, cada pensamiento no resuelto se convierte en una chispa que, con el tiempo, alimenta una bomba de tiempo que tarde o temprano explotará.

Esto también ocurre en nuestras relaciones cuando no obedecemos a la ley de la mente, que nos impulsa a hablar, confrontar y solucionar pronto. Las cuentas claras hacen amistades largas. Resolver las cosas en el momento es señal de madurez mental y emocional. Pero si nuestra mente está saturada de pensamientos contrarios, se bloquea el flujo de la verdad, y el alma termina cansada y el espíritu abatido.

El cuidado de la mente y de los pensamientos debe ser permanente. Basta un solo pensamiento para cambiarlo todo, para bien o para mal. Cuando filtramos nuestros pensamientos a través de prejuicios, abrimos la puerta a un veneno que lentamente enferma, destruye relaciones y puede llevar incluso a la muerte emocional o espiritual. Durante años, muchos han estado presos de prejuicios, interpretando lo que no es real, juzgando sin confirmar, y dando lugar a distorsiones mentales que esclavizan.

Otro enemigo silencioso en la mente son los celos enfermizos. La ley de la mente permite sentir celos, pero con límites, y esos límites se llaman confianza. Cuando la confianza se rompe, los celos legítimos se transforman en celos ilegales y destructivos. Crecer bajo esa atmósfera puede llevar a episodios de ira, violencia y desequilibrio. Es una señal de que la mente ha sido vencida por pensamientos tóxicos.

Algunos llegan a perder completamente el control: la sangre se les baja, el rostro se les transforma, y se bloquean mentalmente. En ese estado, las palabras y las acciones salen sin filtro ni conciencia. Por eso, incluso en ambientes de violencia se utiliza la expresión: “hágalo sin mente”. Esa frase revela el estado al que puede llegar el ser humano cuando entrega su mente a pensamientos y emociones no gobernadas.

La Biblia nos advierte con claridad: "Y sobre todas las cosas, cuida tu mente, porque ella es la fuente de la vida" (Proverbios 4:23 TLA). La vida no se cuida solamente resguardando el cuerpo o los bienes; se cuida protegiendo la mente, el corazón, las emociones y los pensamientos. Todo lo demás se desordena si la mente no está bajo el cuidado correcto. Si pensamos bien, viviremos bien.

Los pensamientos son tan determinantes como los alimentos que ingerimos. Lo que entra a nuestro estómago se procesa y se distribuye por todo el cuerpo, para bien o para mal. Así también, los pensamientos que permitimos en nuestra mente se reparten a cada área de nuestra vida: relaciones, decisiones, emociones y acciones. Si alimentamos la mente con basura, no podemos esperar resultados saludables. Nuestra cabeza no es un depósito de desechos, sino la parte más valiosa de nuestro ser, y debemos darle un cuidado especial.

La vida de Saúl nos muestra que, cuando la mente no es confrontada ni gobernada, se convierte en el campo de batalla donde se pierde la guerra antes de que comience. Su incapacidad de enfrentar la falsa paz lo llevó a acumular inseguridades, resentimientos y miedos que, al final, lo derrotaron más que cualquier enemigo externo.

Pregunta para reflexionar:
¿Estoy enfrentando mis pensamientos y emociones con verdad, o estoy disimulando una falsa paz que tarde o temprano explotará dentro de mí?

Oración final:
Señor, te entrego mi mente y mis pensamientos. Ayúdame a no disimular ni callar lo que me roba la paz, sino a confrontarlo con tu verdad y tu amor. Límpiame de prejuicios, celos y falsas ideas, y enséñame a cuidar mi mente como fuente de vida, para vivir conforme a tu propósito. Amén.

Acerca de este Plan

El Poder De La Mente

La vida de Saúl refleja la nuestra, mostrando cómo los pensamientos influyen profundamente en la mente. Él es ejemplo de quienes, al infringir la ley de la mente, terminan prisioneros de apegos insanos, necesidad de validación, complejos, baja autoestima, orgullo, ira, miedo, ansiedad y odio. Este plan nos invita a identificar esas cadenas internas y a buscar la verdadera libertad. Este plan fue creado con motivo de mi libro titulado “GOLD - Cambiando la manera de pensar y vivir”.

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Nos gustaría agradecer a Willington Ortiz por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: willingtonortiz.org