El Proceso De Sanar.Muestra

Día 1: Jesús sana heridas.

Todos hemos pasado por diversos momentos en nuestra vida, momentos muy increíbles, momentos maravillosos, pero también hemos atravesado por momentos que nos han causado dolor, que nos han dejado heridas, momentos en los que creemos que ya no hay solución, y sanar nos parece imposible.

Por muchos años fui una persona que creía que jamás iba a sanar de aquella situación que marcó mi vida, intenté olvidarla, quizá sin reconocer lo mal que estaba, por el contrario, fingía que las cosas estaban bien. Pero claro, llegó el momento donde toqué fondo, me di cuenta de lo mal que me había sentido por tanto tiempo y lo único que hice fue intentar ocultarlo. A pesar de haber reconocido esto, creí que no había solución, era como estar en un “callejón sin salida”. ¿Has experimentado eso? Sí, esa sensación de que estás estacado, creer que no puedes avanzar y que es imposible sanar. Quería llenar mis vacíos con cosas que el mundo me ofrecía, pero cada día que pasaba era peor que el anterior, puesto que no lograba encontrar paz en absolutamente nada.

Dios me había estado llamando a través de otras personas durante mucho tiempo para acercarme a Él, pero yo nunca accedí a ese llamado, porque pensaba que no era algo importante. En algún momento comencé a dudar si Dios realmente existía y me preguntaba por qué Él había permitido que pasara por ciertas situaciones dolorosas, así que por un momento la idea de creer en Dios y de acercarme a Él no era una opción para mí.
Hasta que llegó el momento en el que no podía más con mi vida, y lo único que quería hacer era rendirme; esa noche no había nada del mundo, ninguna persona que estuviera allí para mí, pero Dios estuvo ahí. Ese día tuve un encuentro con Él, pude conocer el amor verdadero y experimentar por primera vez una paz que sobrepasaba mi entendimiento. Desde ese momento decidí entregarle mis heridas y confiar totalmente en que solo Él podía sanarme. A partir de ese momento comenzó mi proceso de sanación.

Tal vez tú ya crees en Jesús, pero has ignorado totalmente tus heridas. A veces llegamos a creer que cómo nos sentimos no es tema importante, pero te aseguro que Dios quiere que abras tu corazón y le entregues tus cargas. Por más roto y herido que se encuentre tu corazón, descansa en que Papá tiene todo bajo control, porque Él es la solución.
Cree totalmente en que Jesús puede sanar tus heridas. No hablo solo de decir que creemos en Jesús, hablo de depender 100% en Cristo y confiar plenamente en que no hay imposibles para Él, incluso, sanar tus heridas más profundas.

Desafío del día 1:
Entrégale a Dios cada herida que hay en tu corazón y confía plenamente en que Él tiene el control de este proceso.