Reimaginar La Transformación a Través De La Vida De PabloMuestra

Conocer a las Personas Donde Están
¿Alguna vez sientes que hablas un idioma extranjero al intentar compartir tu fe? Quizás las personas en tu vida no entienden los términos de la iglesia, o parecen vivir con unas ideas completamente diferentes sobre la vida, la verdad y el significado. El problema no es que el evangelio haya perdido su poder, sino que a veces olvidamos expresarlo de una manera que la gente realmente pueda entender.
Cuando Pablo habló en la plaza del mercado ateniense, captó la atención de algunos filósofos epicúreos y estoicos. No eran simples espectadores; eran pensadores serios que habían dedicado su vida a lidiar con las preguntas más importantes de la vida. Algunos lo descartaron como un charlatán, pero otros sintieron la curiosidad suficiente como para invitarlo a hablar en el Areópago, el epicentro de la vida intelectual de Atenas.
Pablo podría haber tachado a estas personas de arrogantes o de estar demasiado concentradas en sus filosofías como para escuchar la verdad. No lo hizo. Las veía como buscadores: personas que se hacían preguntas reales, aunque aún no tuvieran las respuestas correctas. Los epicúreos buscaban la felicidad y la liberación del dolor. Los estoicos buscaban la virtud y la armonía con el mundo natural. Todos buscaban el significado a su manera.
Pablo no diluyó el evangelio para alcanzarlos, pero...hizo ajustar su enfoque. A diferencia de sus sermones al público judío, no comenzó con las Escrituras. Comenzó con ellos—con sus creencias, sus anhelos e incluso su altar “a un dios desconocido”. Los encontró donde estaban, tanto intelectual como espiritualmente.
Eso nos dice algo vital sobre cómo compartir nuestra fe: no necesitamos comprometer la verdad, pero al hacerlo necesitamos comunicarlo con claridad, de forma que la gente lo reciba. Pablo hablaba su idioma, tanto literal como culturalmente. Conocía su cosmovisión lo suficientemente bien como para tender un puente entre su búsqueda y la respuesta de Dios.
Lo mismo ocurre con nosotros. Las personas que nos rodean provienen de diferentes orígenes. Algunas arrastran heridas en sus relaciones. Otras están desilusionadas con metas profesionales incumplidas. Algunas enfrentan crisis de salud. Otras parecen tenerlo todo, pero se sienten vacías por dentro. Cada persona tiene una historia diferente, pero cada una busca algo.
Por eso debemos convertirnos en estudiantes de las personas. ¿Qué preguntas se hacen? ¿Qué les quita el sueño? ¿Qué les alegra? Cuando comprendemos de verdad la situación de alguien, podemos guiarlo con delicadeza hacia dónde Dios quiere llevarlo. Esta semana, elige a una persona que parezca espiritualmente cerrada y dedica tiempo a conocer su historia.
Preguntas de Reflexión:
- ¿Cómo podemos mostrar un interés genuino en las historias de los demás como puente hacia conversaciones espirituales?
- ¿Qué “lenguajes” (intereses, experiencias, luchas) podrías aprender para conectar mejor con las personas de tu comunidad?
Oración:
Dios, ayúdame a escuchar y aprender mejor. Dame sabiduría para comprender a las personas donde están y guiarlas hacia Jesús. Hazme un estudioso de los corazones que me rodean. En el nombre de Jesús. Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan

En Reimaginar la Transformación, parte 2 de esta serie de 6, vemos cómo Pablo modeló una evangelización audaz y compasiva en medio de confusión cultural. En Atenas, fue movido por compasión, no juicio. Se conectó con la gente, habló su idioma y construyó puentes hacia la verdad sin comprometer el evangelio. Este plan te equipa para compartir a Cristo en un mundo diverso. Aunque los resultados varían, tu fidelidad importa.
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Nos gustaría agradecer a The Crossing Church por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: thecrossinglv.com
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