Rompe con el Ciclo de la Ansiedad

Jamás pensé que eso me pasaría a mí. Esa noche de diciembre del 2024 marcó la forma de ver la vida y de entender el mundo que nos rodea.

Siendo completamente honesta, se me hacía muy difícil comprender a las personas que expresaban que habían sufrido un ataque de ansiedad. En mi opinión, no pensaba que era un problema tan grande o grave para manejar y enfrentar. Hasta el día en que la ansiedad me tocó a mí y comenzó a afectar mi entorno y estado emocional.

Esa noche fría, de la nada, me invadió un sentimiento de impotencia y un temor paralizante se apoderó de mi mente. Por primera vez estaba sufriendo un ataque de ansiedad. En un instante mi corazón y pulso se aceleraron y cada vez sentía que no podía respirar. Entre lágrimas pude expresarle a mi esposo que algo no estaba bien. Con mucha tranquilidad me abrazó y con dulzura me dijo: “Respira, no estás sola”.

Este tipo de episodios son más comunes de lo que pensamos, lo único es que no siempre encontramos la comprensión adecuada para hablar sobre este tema. La verdad es que vivimos en un mundo que tiene el potencial de controlar nuestras vidas. Una de sus principales estrategias de control es la ansiedad. En un mundo que es controlado por el caos y el temor, uno de nuestros grandes desafíos es vencer a diario la ansiedad.

Una de las grandes mentiras de la ansiedad es hacerte creer que nadie entiende lo que estás pasando. La ansiedad tiene la capacidad de aislarnos, y es en ese aislamiento donde la ansiedad toma control de nuestra mente y, eventualmente, de nuestras acciones. Hoy te quiero compartir herramientas muy prácticas que han ayudado a manejar mi ansiedad a diario. La primera verdad es que no estás solo batallando con la ansiedad. Si hay alguien que puede entender cómo te sientes es el mismo Jesús. ¿Por qué? Él experimentó en carne propia la ansiedad. Enfrentó todas las emociones y sentimientos que nosotros a diario experimentamos. Él fue completamente Hijo de Dios y fue completamente humano.

Entender que Jesús no está desconectado de nuestros temores, de nuestras preocupaciones e inseguridades, nos da una perspectiva diferente a cuando en la Palabra nos exhorta a que por nada estemos preocupados. Esta invitación viene desde la vivencia, proviene de alguien que caminó entre los hombres y que conoce completamente cómo fuimos diseñados, los resultados de nuestra caída, pero también cómo Dios puede intervenir en nuestras vidas cuando acudimos a Él.

Con completa confianza puedo decir que el primer paso para manejar la ansiedad es acudir a Jesús, a que puedas con completa libertad expresarle lo que te está pasando y cómo sientes que no puedes manejarlo. Cuando tenemos la capacidad de reconocer que algo no está bien en nosotros y le pedimos sabiduría a Dios para poder manejar lo que estamos viviendo, estamos abriendo la puerta para recibir la ayuda que necesitamos. Muchas veces esta ayuda vendrá directamente del Señor, y también Él pondrá personas o recursos para que puedas sobrepasar lo que estás enfrentando hoy.

Saca un momento para hablar con Dios, exprésale cómo te sientes. Él está deseoso de que puedas hoy entregarle el control de lo que humanamente no podemos controlar, pero que con Su ayuda e intervención, y dejando que Él tome el control, encontraremos descanso y calma.