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Un encuentro que edifica mutuamente
"Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados; esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí" (Romanos 1:11-12 RVR1960).
El encuentro cristiano no es solo comunión: es edificación recíproca.
Pablo desea verlos, pero no por nostalgia ni superficialidad. Quiere edificar. Su anhelo es impartirles un don espiritual que los fortalezca, pero también recibir consuelo de su fe. Aquí se revela la hermosura del cuerpo de Cristo: todos tenemos algo que ofrecer y algo que recibir (1 Corintios 12:7).
La fe no es solo personal; es compartida. Nos afirmamos unos a otros cuando compartimos nuestros dones, luchas, victorias y testimonios.
Pablo, apóstol experimentado, reconoce que también necesita ser confortado. ¡Qué humildad! La madurez espiritual no es autosuficiente, sino interdependiente.
Este texto nos reta a buscar relaciones espirituales profundas, no solo sociales. Nuestros encuentros deben fortalecer el alma, no solo entretener la mente.
¿Busco relaciones espirituales que edifiquen y me permitan también edificar, o me conformo con vínculos superficiales?
Escrituras
Acerca de este Plan
Romanos 1:8-15 explora una ventana al corazón pastoral y misionero de Pablo. A través de él descubrimos una vida centrada en la gratitud, la oración constante, el anhelo por la comunión, el deseo de edificación mutua y la disposición para cumplir un llamado. Este pasaje nos revela cómo vivir con una fe activa, motivada por el Evangelio y lista para servir con propósito.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://leadershiftglobal.com/
