Padres y Madres: Devociones del Ministerio Tiempo de GraciaMuestra

Establezca un fundamento: Pensar como Dios

¿Ha notado cómo un mercado de valores en declive se alimenta de sí mismo? Cuando la gente ve que baja el valor de sus acciones se siente en la necesidad de vender; cuando la multitud está vendiendo, los precios bajan más. Lo mismo sucede con las actitudes hacia el matrimonio: cuantos más niños nacen en hogares de solteros, menos niños tienen un modelo funcional para imitar; se redefine el concepto de lo normal.

Los fariseos de la época de Jesús (¡así como los propios discípulos de Jesús!) estaban convencidos de que el matrimonio para toda la vida era una expectativa demasiado pesada y abogaban por un divorcio rápido y fácil, y se sorprendieron por la fuerte reacción de Jesús: “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, “hombre y mujer los hizo”, y dijo: “Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”? Así que no son ya más dos, sino una sola carne” (Mateo 19:4-6).

En otras palabras, el matrimonio no les pertenece a las personas, para que lo experimenten y jueguen con él; le pertenece a Dios, es invento de él, diseñado en la semana de la creación.

Jesús dijo que las parejas están unidas. En el original griego, el término significa “pegado como con goma”. El matrimonio lo pega indisolublemente a su pareja; usted ya no es “yo” sino “nosotros”. En la matemática matrimonial de Dios, uno más uno es igual a uno. ¿Siente decepción o estremecimiento al escuchar eso?