Venga Tu ReinoMuestra

Día 1. El anhelo de Dios, estar cerca de sus hijos.

Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, la Biblia revela un hilo conductor: el deseo profundo de Dios de habitar entre su creación y restaurar su Reino. En el Edén, Dios caminaba con el hombre; ese era su diseño perfecto: cercanía, comunión y gobierno divino sobre todo. Sin embargo, el pecado fracturó esa comunión, pero no el plan.

Desde ese momento, Dios comenzó a prometer un Redentor. Génesis 3:15 es el primer anuncio: un descendiente que vencería al mal. A lo largo de la historia bíblica, Dios levantó patriarcas, profetas y reyes, todos apuntando a una sola esperanza: la venida de un Salvador que restauraría todas las cosas y establecería un Reino eterno de justicia, paz y verdad.

Dios se compadece de su creación, puede ver en los tiempos que vive el hombre, el dolor y desespero que viven por generaciones, donde reinan la injusticia social y el desequilibrio humano, y ver lo que estas pueden hacer. Por ello, a través de sus profetas Isaías, Miqueas y Daniel, Dios brindó una esperanza firme: el anuncio de que vendría el Salvador, el verdadero Rey.

Aunque la salvación pareciera lejana a los ojos humanos, Dios la ofrece a la humanidad no como recompensa a nuestros actos, sino por su infinito amor. Él contempla la oscuridad y complejidad que nos rodea, pero declara que en Él ya existe un futuro definido. En Jesús, estas promesas de su venida como Mesías y Salvador se hacen realidad, cobijándonos hasta nuestros días.

Durante estos días, exploraremos cómo el Reino de Dios no es solo una promesa futura, sino una realidad que transforma nuestras vidas desde hoy.