Matrimonios Que TriunfanMuestra

El matrimonio tiene un Creador

El matrimonio no es un accidente, ni un simple contrato social. Es una creación divina. No nació de la cultura, la evolución o la necesidad humana de compañía. Fue Dios mismo quien diseñó el matrimonio, lo bendijo y le dio un propósito eterno. Para tener un matrimonio que triunfa, necesitamos entender y vivir conforme a ese diseño.

Desde el inicio, Dios creó al hombre y a la mujer a Su imagen. No sólo los formó, sino que los unió con la intención de que juntos fueran fructíferos, se complementaran y reflejaran algo de Su carácter.

Jesús mismo reafirmó esta verdad al declarar que el matrimonio fue ideado desde el principio para unir a un hombre y a una mujer en una sola carne. Este diseño no está abierto a reinterpretaciones humanas. Fue Dios quien lo estableció, y por eso solo Él puede definirlo.

El matrimonio no es simplemente convivir bajo el mismo techo o compartir responsabilidades. Es un llamado a convertirse en uno: en cuerpo, alma y espíritu. Esta unidad requiere dejar la dependencia de los padres (emocional, económica y funcional) y aprender a formar una familia nueva, sólida e indivisible, sostenida por la presencia de Dios.

Reflexión

¿Hemos entendido realmente que nuestro matrimonio es una creación divina y no una construcción humana?

¿Estamos abrazando las diferencias de nuestra pareja como parte del diseño de Dios o tratando de cambiarlas?

¿Hay áreas donde todavía dependemos de nuestros padres, más de lo que dependemos el uno del otro?

¿Estamos edificando nuestro matrimonio con Dios en el centro, o intentamos hacerlo con nuestras propias fuerzas?

Desafío

El mayor desafío del matrimonio es mantenerse en el diseño de Dios. Cada generación propone modelos distintos, pero solo el diseño divino trae estabilidad y bendición. Por eso, el fundamento del matrimonio debe ser la Palabra de Dios, no las ideas del mundo.