Día Global de Oración Universitaria: Guía de Oración de 40 DíasMuestra

Día 34: Ora Cosas Grandiosas

“Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.”
— Hechos 4:31

Nos hemos acostumbrado a las reuniones de oración en las que pedimos por necesidades o problemas específicos que algunos de nosotros enfrentamos. No hay nada de malo en ello; a Dios le importa todo en nuestras vidas. Pero Dios está haciendo algo diferente y mayor que ayudarnos a superar dificultades. Durante muchas generaciones, Dios ha prometido y luego desarrolladoSus propósitos en cada pueblo y lugar. Estoy convencido de que Dios está a punto de hacer algunas de las cosas más asombrosas, impresionantes y hermosas que Él haya hecho jamás.

Por supuesto, Dios puede hacer cualquier cosa sin que nadie ore, pero Él se deleita en actuar conforme a lo que Su pueblo ha estado orando. ¿Por qué? Creo que escuchar y responder a las oraciones de Su pueblo es la forma favorita de Dios de ser reconocido, alabado y amado. Celebramos fácilmente cuando vemos que Dios actúa conforme a nuestras oraciones.

Tenemos mucho que aprender del movimiento de oración que precedió a Pentecostés, conocido como “el tiempo de espera” (Hechos 1:4). A menudo malinterpretamos estas reuniones de la habitación alta si pensamos que sólo oraban para recibir el derramamiento del Espíritu. Eso ciertamente era parte de lo que esperaban, pero veían la venida del Espíritu como una parte maravillosa de un cumplimiento mucho mayor de todo lo que Dios haría en todos los lugares y entre todos los pueblos.

Los vemos continuar de manera organizada e intencional: se reunían en el templo a horas fijas; se reunían en casas con regularidad y disciplina (Lucas 24:33; Hechos 2:46). El movimiento de oración de la habitación alta no era una serie esporádica de oraciones de crisis, sino reuniones continuas; y cuando surgía una crisis, se volvían a reunir, orando, como antes de Pentecostés, “con un mismo sentir” (Hechos 4:24-31).

En este tiempo de oración se pone de manifiesto el estilo de la habitación alta: oraban de forma distintiva a partir de las Escrituras, adorando a Dios tal como se describe en el Salmo 146:6 (Hechos 4:24), y fundamentaban su súplica en lo que revelaba el Salmo 2:1-2 acerca del propósito de Dios para todos los pueblos (versículos 25-28 de Hechos 4). Básicamente, le pedían a Dios que siguiera cumpliendo las grandes cosas que había prometido hace mucho tiempo.

La Pasión que Sostuvo su Oración

El relato describe sus oraciones como “con un mismo sentir” (o, en ocasiones, “con una sola mente”). La palabra griega detrás de esta expresión es fascinante: homothumadon. Se refiere simplemente a compartir la misma (homo-) pasión (-thumadon), relacionada con el celo, el deseo y la pasión. La palabra en inglés “enthusiasm” proviene del mismo grupo.
Lamentablemente, algunas traducciones utilizan un equivalente débil para homothumadon, limitándose a traducirlo como “juntos”. Esa traducción no logra transmitir que oraban con un gran celo común, una pasión compartida y una mente unida. No se limitaban a orar juntos, sino que perseguían lo que Dios mismo había prometido, confiando en que, lo que Él había prometido, lo cumpliría, y lo haría pronto. Toda la historia trata sobre la gloria global que vendrá al Rey del Reino, “el Cristo” mismo.
Esta no fue una historia triunfalista con un final feliz barato; involucró un sufrimiento drástico para el Mesías y para sus seguidores. Pero la historia culminaría con el Rey de todas las naciones siendo conocido entre todos los pueblos (Lucas 24:46-47). Cuando el Jesús resucitado desplegó esta épica historia sobre Su Reino global de las Escrituras, “abrió sus mentes para entender la Escritura” (Lucas 24:45). No es de extrañar que se dieran cuenta de que sus “corazones ardían” con pasión, confianza y esperanza (Lucas 24:32).

PUNTOS DE ORACIÓN:

• Pide al Jesús resucitado que abra tus ojos, junto con los de muchos otros, para entender y orar conforme a las Escrituras.
• Ora para que encuentre nuestros corazones lo suficientemente inflamables para orar cosas grandiosas con anhelo y esperanza.
• Ruega para que el pueblo de Dios tenga un celo común, una pasión compartida y una mente unida acerca del Reino.

Por Steve Hawthorne (Steve trabaja con WayMakers, un ministerio de movilización misionera y de oración.)