Fe que transforma tu manera de vivir

La fe no es solo creer que Dios existe. Es vivir como si Él estuviera contigo en cada paso, aunque no lo veas. Es avanzar cuando no tienes todas las respuestas, confiar cuando no entiendes, obedecer aunque no tengas el panorama completo. La fe transforma tu manera de ver la vida, de tomar decisiones y de enfrentar lo incierto.

A veces creemos que la fe es para los momentos extremos, pero en realidad se necesita fe para lo cotidiano: para amar cuando cuesta, para esperar con paciencia, para servir sin reconocimiento, para sembrar aunque no veas frutos inmediatos. La fe no siempre se siente fuerte; muchas veces viene acompañada de dudas, pero aún así elige avanzar.

En Marcos 9, un padre desesperado le dice a Jesús: “Creo, ayúdame en mi incredulidad”. Esa frase resume la vida cristiana: fe honesta, con debilidades, pero orientada hacia Dios. Él no espera que tengas una fe perfecta, sino una fe sincera.

Elige lo mejor:

Vive como alguien que confía en Dios más que en las circunstancias. Deja que tu fe marque la diferencia en tus decisiones diarias.

Desafío para el día:

Identifica un área de tu vida dónde estás dudando o temiendo. Escríbela y ora con honestidad: “Señor, creo… pero ayúdame en mi incredulidad”. Luego, da un paso de fe concreto, por pequeño que parezca.