La paciencia es parte del proceso

La paciencia no es solo la capacidad de esperar, sino cómo te comportas mientras esperas. En un mundo donde todo se mide en segundos, esperar se ha vuelto incómodo. Pero en el Reino de Dios, la espera no es pérdida, es preparación. Cada demora puede ser terreno fértil donde Dios forma tu carácter, refina tu fe y fortalece tu confianza.

Santiago compara la paciencia con la de un agricultor que siembra y sabe que los frutos no aparecen de inmediato. La semilla tiene su proceso. Hay un tiempo de silencio bajo tierra. A veces también en tu vida parecerá que nada está pasando, pero Dios sigue trabajando.

Esperar en Dios no es pasividad, es fe activa. Es elegir confiar cuando no ves avances, es seguir orando cuando no hay respuesta inmediata, es no dejar que la impaciencia robe lo que Dios quiere darte en el tiempo correcto.

Elige lo mejor:

Confía en el ritmo de Dios. Lo que Él está preparando en ti es más valioso que cualquier resultado rápido.

Desafío para el día:

Reflexiona sobre algo que estás esperando: una respuesta, una oportunidad, un cambio. Hoy, en lugar de presionar, decide descansar. Escribe una oración en tu diario entregándole a Dios ese proceso.