RestauraciónMuestra

DÍA 2. RESTÁURALO TODO

“Porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis” Romanos 8:13 LBLA

Dejar que Dios entre a restaurar nuestras vidas, requiere en muchas instancias rendirle en el altar de su presencia, carácter, hábitos, sueños, relaciones personales, trabajo, lo que amamos y consideramos bueno, morir a nosotros mismos y rendir TODO delante de Dios. TODO puede sonar demasiado, incluso doloroso, o podría generar temor, pero vale la pena dárselo a aquel que es digno de toda nuestra confianza, no te pierdas de vivir lo que el Señor es capaz de hacer con un TODO rendido a Él.

Una vez David dijo "... No le presentaré ofrendas quemadas al Señor mi Dios que no me hayan costado nada".

Abraham amaba a su hijo, lo había deseado mucho, era la promesa que Dios le dio, sin embargo, por amor y obediencia a Dios, estuvo dispuesto a ponerlo en un altar como sacrificio. Supo que valía la pena darlo TODO a un Dios capaz de resucitar lo muerto y restaurar lo roto.

Jesús nuestro Señor no nos pediría que hiciéramos algo que Él no hubiera hecho antes, el también pasó por una muerte, pero… RESUCITÓ.

Para comenzar algo nuevo hay que morir a cosas viejas, nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces los odres se revientan, el vino se derrama y los odres se pierden; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan.

Mi oración es que hoy el Espíritu de Dios nos ayude a ver a qué tenemos que rendirnos para que su obra restauradora nos transforme y podamos ver aquella gloria postrera que supere a todo lo que dejamos atrás.