Jesús en Mi BarcaMuestra

Sólo Jesús en nuestra barca
Hay una tendencia en muchas personas a acompañar su fe en Jesús con la fe en otras personas o cosas. Creen en el Señor, pero se sostienen confiando en sus líderes, incluyendo pastores, gobernantes, jefes, artistas, etc. Algunos incluyen en su fe, trabajos, títulos, posesiones, y hasta su propia persona.
La religión es también otra causa de confianza y fe. Hay personas que creen que ir a la iglesia, cumplir con rituales y dogmas, les garantiza una vida aceptable delante de Dios. Pero el caso es que poner la mira en las cosas de los hombres, aun cuando estas sean buenas, no pueden de ninguna manera sustituir al único que ha designado el Padre celestial como nuestro único Dios y Salvador.
La historia de la transfiguración es una ilustración maravillosa de esta verdad. Jesús subió al monte con sus discípulos: Pedro, Jacobo y Juan. Allí, “se transfiguró delante de ellos. Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos" (Mr. 9:2-8). La Biblia nos dice que ellos estaban espantados y no era para menos, allí estaba Jesús delante de ellos con su rostro resplandeciendo como el sol.
Otras personas estaban hablando con Jesús, eran nada más y nada menos que Moisés y Elías. El primero representaba la Ley y el segundo los Profetas, ambos importantísimos en la historia del pueblo de Israel, siendo los que representaban la conexión de Dios con su pueblo.
Pedro, entusiasmado y espantado por lo que sus ojos veían, sugirió que se quedasen allí, pero al momento una nube les cubrió y escucharon la voz del Padre que les decía, “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a Él oíd”. Y desaparecieron Moisés y Elías, quedando Jesús solo.
Dios acababa de revelar la profunda y trascendental verdad de la salvación. “Este es mi Hijo amado; a Él oíd". Cuando estamos conscientes de esta verdad, nuestra fe y confianza se depositan sólo en Cristo. Ya no estamos agarrándonos de otras cosas que aparentan sostenernos en esta vida.
Cuando se trata de la salvación, de la gracia redentora y de nuestra adopción por el Padre eterno, sólo Cristo es necesario, sólo a Él tenemos que oír. Desaparecen de nuestra vista aquellas cosas que aparentemente nos sostenían y en las que teníamos nuestra confianza y sólo queda Cristo. Sólo Él en nuestra barca.
Si estamos en Cristo y es Él nuestro Señor y Salvador, entonces estamos completos en Él. Cuando los tres discípulos alzaron sus ojos,“a nadie vieron sino a Jesús solo". Que así sea en nuestras vidas, sólo Jesús en nuestra barca. Cristo es suficiente, Él alcanzó para nosotros la salvación y la vida eterna. “Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en Él” (Col. 2:9-10).
Escrituras
Acerca de este Plan

Cada uno de nosotros navegamos en la vida, unos solos y otros muy bien acompañados. Los que hemos sido redimidos por Jesucristo, nuestro Salvador, podemos tener la certeza de que, en nuestra barca, Cristo está presente. En este plan veremos cómo la ayuda del Señor siempre está disponible para nosotros, los que hemos creído en su obra redentora. Gracias a Dios, porque Cristo Jesús ha entrado a nuestra marca.
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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: facebook.com/GrettchenStage
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