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Día 2: El amor incondicional

Es interesante pensar cómo esta característica del amor, como seguidores de Cristo, sería tan vital para el diario vivir. Él no condiciona Su amor a nuestra capacidad de respuesta, por el contrario, permite que el sol resplandezca sobre buenos y malos, dejando claro que Él no condiciona Su amor sobre unos cuantos. Es decir, el amor de Dios por la humanidad, tal como se describe en la Biblia, es claramente incondicional, ya que Su amor se manifiesta hacia quienes son objeto de Su amor a pesar de la actitud de estos hacia Él. Dios ama a los seres humanos sin ponerles ninguna condición; ama porque Su naturaleza es amar.

El predicador Spurgeon dijo lo siguiente en cierta ocasión: "Dios me escogió antes de que yo viniera a este mundo, porque si Él hubiera esperado hasta que yo llegara aquí, entonces Él nunca me hubiera escogido". Es Dios quien nos llama con cuerdas de amor tan grandes como el sacrificio de Su unigénito en una cruz, pero a su vez, tan pequeñas como una frase que dice “¡Cuánto te amo!” y nosotros no le hemos escogido a Él.

Si Dios te ha escogido, es para hacerte santo, para convertirte en una persona sin mancha. Y si no hay evidencias de cambio, entonces, no eres uno de los escogidos. Dios quiere que Sus hijos vivan vidas que no estén marcadas o manchadas con el pecado, y Él ha hecho toda la provisión necesaria para que ellos sean absueltos de toda culpa.

Históricamente, han existido dos interpretaciones principales del concepto de la elección de Dios. Por una parte, el calvinismo enseña que la elección de Dios significa que el creyente no tiene nada que ver con su propia salvación; incluso la fe del creyente es en sí misma un regalo. Por otra parte, la enseñanza arminiana enfatiza la elección del creyente y sugiere que la elección de Dios se basó en el conocimiento de Dios de lo que el creyente escogería. Si simplemente tomamos las palabras de Pablo literalmente, parecería que ninguna de estas conclusiones teológicas es correcta. Pablo afirma que Dios nos escogió antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4), y ni siquiera habla de la presencia de Dios. Pablo hace referencia a la presencia de Dios como precedente a la predestinación, pero no discute la elección en el contexto. Parecería que la elección de Dios es "según el puro afecto de Su voluntad" y que Su propósito es según Su elección, y no se basa en lo que podamos o no podamos hacer. Al mismo tiempo, hemos sido salvos por gracia mediante la fe, y la fe es necesaria.

Es verdad que Dios nunca limitó Su amor hacia el hombre por la conducta del mismo; Dios derramó Su amor de tan grande forma que es poco probable que con nuestra mente actual podamos tener claro Su incondicionalidad para amarnos. ¡Qué privilegio más grande! ¡No te rindas!

ORACIÓN

Padre, gracias porque hoy, una vez más, puedo entender que es tu amor incondicional el que me permite estar aquí ante ti en oración. Porque no has visto mis múltiples pecados, sino que por el contrario, tu incondicional amor me toma en tus brazos y me levanta. Gracias, amado Dios. ¡Amén!