Afilando mi espadaMuestra

Hebreos 10 continúa desarrollando el tema del sacrificio de Jesús, profundizando en la obra completa y suficiente que Él realizó. Este capítulo subraya cómo el sacrificio de Jesús es el único que puede purificar completamente y de manera definitiva a los creyentes, en contraste con los sacrificios repetidos del Antiguo Testamento que nunca pudieron quitar el pecado por completo. Además, invita a los creyentes a permanecer firmes en la fe, a acercarse a Dios con confianza y a vivir con la esperanza que nos da el sacrificio de Jesús.

Reflexiona sobre esta lectura y deja que Jesús te revele la certeza y la paz que provienen de Su sacrificio final. Que Su obra perfecta te motive a acercarte a Él con valentía y a vivir con la seguridad de que tu redención está asegurada por Su sangre.

Como cristianos, debemos abrazar la realidad de que somos perdonados y limpios a través de la obra de Cristo. Esto no es solo un privilegio, sino una responsabilidad. La libertad que hemos recibido no debe ser utilizada para vivir de cualquier manera, sino para acercarnos a Dios con un corazón sincero y pleno de fe. La relación con Dios que se nos ofrece es una invitación a vivir en santidad y amor, reflejando Su luz en el mundo.

Además, Hebreos 10:24-25 nos anima a no dejar de congregarnos. En una época donde la vida puede ser agitada y las distracciones abundan, es vital que busquemos la comunión con otros creyentes. La comunidad cristiana es un regalo que nos ayuda a permanecer firmes en la fe y a animarnos mutuamente en nuestro caminar con Cristo.

El sacrificio de Cristo no solo es el centro de nuestra fe, sino también el fundamento de nuestra vida en comunidad. Que cada día seamos conscientes de la plenitud de Su sacrificio, acercándonos a Dios con confianza y viviendo de manera que glorifique Su nombre. A través de Cristo, tenemos acceso al Padre y la oportunidad de vivir en una relación transformadora con Él.