Afilando mi espadaMuestra

Pablo establece un contraste entre el antiguo pacto, representado por la ley de Moisés, y el nuevo pacto en Cristo. En el capítulo 3 de Segunda de Corintios, describe cómo la gloria del antiguo pacto, que era transitoria, se ve eclipsada por la gloria del nuevo pacto, que es eterno. Pablo enfatiza que el ministerio del Espíritu es superior, ya que trae vida y libertad, mientras que la letra de la ley trae muerte. Al referirse a la imagen de un velo que cubría el rostro de Moisés, ilustra cómo muchos aún no comprenden la plenitud del evangelio, ya que el velo solo se quita en Cristo.

Al adentrarte en esta lectura, reflexiona sobre la transformación que el nuevo pacto en Cristo nos ofrece, liberándonos de la ley y dándonos acceso directo a la gloria de Dios.

En 2 Corintios 3, Pablo nos invita a reflexionar sobre la diferencia entre la ley que condena y el Espíritu que da vida. Mientras la ley revela nuestra incapacidad, el Espíritu nos transforma y nos libera.

Este pasaje nos cuestiona: ¿estamos buscando vivir de acuerdo a reglas externas o permitimos que el Espíritu nos transforme desde dentro? Al vivir en el Nuevo Pacto, somos llamados a ser reflejos vivos de la gloria de Dios. ¿Qué significa para nosotros vivir con esta libertad y transformación que ofrece Cristo?