Completo En CristoMuestra

«La familia real»

Los hijos de Dios, representamos una familia real y también un reino inconmovible, así como, muchos pasajes del antiguo testamento, nos muestran el carácter divino necesario para enfrentar los retos asociados a la conquista de territorios. Hoy también, afrontamos retos muy importantes, para que, el reino que representamos continúe haciéndose notorio en la Tierra, y avance, mediante la expresión del gobierno del Rey de reyes, a través de sus hijos.

Las batallas que vivimos todos los días, demandan de nosotros el desarrollo de un carácter definido, fuerte y confiado. Siempre motivado por el amor y no por el egoísmo ni la vanagloria. Un entendimiento del poder que opera en nosotros, y a través de nosotros.

La ley del espíritu de vida en Cristo Jesús, nos ha librado de la ley del pecado y de la ley de la muerte. La lucha interior contra los deseos incorrectos, impresos en el alma por causa de la antigua naturaleza que ya quedó crucificada juntamente con Cristo, debe ser ganada. Esta ley, llamada la ley del Espíritu de vida, nos impulsa a vivir exactamente como Cristo. Es la ley genética, con los propios impulsos de la vida «zoe» o la vida de Dios en nosotros. Una vida incorruptible, que nos garantiza la victoria en nuestro interior, y también, la manifestación de Cristo hacia fuera, en los lugares que nos fueron asignados, como mayordomos de sus recursos; para que, el olor grato de su presencia sea notorio a otros, y deseen la vida que hoy vivimos, una vida plena por estar completos en Cristo.

Derivado de esta realidad, es importante que nuestro entorno sea gobernado por Cristo, pues su persona manifiesta todo lo que la humanidad necesita, tú eres un instrumento poderoso por lo que ya opera en ti, y por el lugar de autoridad que te ha sido dado; pues fuiste sentado en los lugares celestiales juntamente con Cristo. Su autoridad delegada a ti, se debe utilizar para el avance de su reino en la Tierra. Sabemos que, si Dios por nosotros quién contra nosotros. Asegúrate que los intereses del Padre, sean primeramente tus intereses, que Él ya nos bendijo de antemano con toda bendición.