Bailando Las Penas: ¿Cómo Sobreponerse Al Dolor?Muestra

Verdad 2: ¡Jesús no prometió eximirte del dolor, pero sí te prometió estar contigo!

Estamos en el día 2 de este plan y aprendiendo juntos sobre la importancia de ser resilientes cuando atravesamos tsunamis emocionales.

Hoy aprenderás que Jesús permanece cerca, incluso cuando has tropezado y te has preguntado en medio del dolor,¿dónde está mi Dios? Muchas personas suelen hacerse esa pregunta cuando les toca atravesar una temporada difícil, cuando las cosas no mejoran como esperan o no obtienen el resultado que deseaban. Pero lo cierto es que, cuando te detienes en las Escrituras, y logras imaginarte cuánto Dios te ama, tu vida cobra un sentido diferente.

En el pasaje de Isaías 43 nos dice:

No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas. Porque eres precioso a mis ojos y digno de honra, yo te amo.

Qué interesante es conocer la manera en cómo Dios nos cuida. En el día de hoy quiero que te centres en aceptar que Dios está contigo aun en medio de las situaciones impensadas.

La vida estará llena de momentos delicados que quisiéramos evitar, sin embargo, si logras canalizarlos para bien, no solo lo superaras, sino que saldrás fortalecido. Hay una gran diferencia entre ser resistentes a las demandas que se nos presentan y ser resilientes. En la primera logras enfrentar la situación difícil y hasta la superas, en la resiliencia no solo se supera, sino que se transforma y se construye a partir de ahí, se aprende, y se sale con nuevas fuerzas.

Hay una gran verdad, muchos saben resistir una crisis o situación traumática y la sobrellevan. Pero la gran pregunta es, ¿cómo quedan después? ¿Qué marcas te dejó y qué consecuencias trajo…? Lo que necesitas es ser una persona que sabe resistir situaciones difíciles, pero que además construye una nueva situación a partir de ese dolor.

Seguramente lo veras como algo imposible, y te digo, que por experiencia personal y clínica, si bien, no es tarea sencilla, ya que requiere un esfuerzo enorme, he visto hombres y mujeres atravesar por el valle del dolor más profundo y ser resilientes.

Trabajo como terapeuta clínica y han pasado por mis consultorios psicológicos una basta cantidad de personas con perspectivas de vida muy diferentes. Pero quiero diferenciarte dos clases de personas: Las que enfrentan las adversidades y desafíos con determinación y optimismo, viendo cada obstáculo como una oportunidad de crecimiento y las que se dejan abrumar por las situaciones difíciles, permitiendo que los miedos definan el camino. El tiempo pasa y siguen anclados a esa situación dolorosa a la que tuvieron que hacer frente tiempo atrás.

La diferencia radica en la mentalidad, en cómo se responde a la adversidad. La primera busca soluciones y aprendizajes, la segunda se siente atrapada por la situación.

¿Qué quiero que te lleves hoy? Que no importa qué tipo de situación estés atravesando, Jesús prometió estar contigo. Vas a pasar por el dolor, pero Él será tu retaguardia. Vas a tener que atravesar momentos oscuros, pero Él promete no dejarte solo.

Cuando tienes esta seguridad de saber en dónde está puesta tu confianza, el lente con el que miras la vida cambia.

En ocasiones esto requiere un cambio de mentalidad, muchas personas pueden no sentir a Dios en esos momentos, pero saben que está. Es necesario ser intencional y creer que Él está, aunque no lo sientas. Las emociones, cuando se trata de traspasar estos momentos, se nos vuelven en contra y si les damos más lugar del que merecen, podemos terminar desarrollando huracanes emocionales que debemos saber controlar. Por eso es clave que declares estos versículos bíblicos y puedas guiar a tu mente hacia los pensamientos que Dios desea que tengas.

Para finalizar, ¿cóm obtengo esta seguridad? ¿Cómo lograr ser una persona que sabe en quién confía y se vuelve resiliente?

En el próximo episodio, nuestro último día, te daré las herramientas para que lo alcances.

¡Nos vemos!