Bailando Las Penas: ¿Cómo Sobreponerse Al Dolor?Muestra

Verdad 1: ¡No estás exento al dolor!

¡Bienvenido a este plan! Estoy emocionada de compartir juntos sobre un tema tan apasionante como la resiliencia. ¿Sabes que es la resiliencia? Es aquella capacidad que algunas personas poseen de sobreponerse al dolor y además, salir fortalecidas. Son aquellos individuos que cuando atraviesan momentos difíciles lo convierten en aprendizaje.

Conozco personas que creen que cuando uno se acerca a Jesús, sus males desaparecen como por arte de magia y se convertirán, al fin, en personas felices. Cuán lejos esta esto de la realidad que vivimos a diario. Me agrada el ser una comunicadora de la gracia de Dios, pero si te soy sincera, me agrada aún más, el hecho de hablar con los que se acercan a la iglesia creyendo estas falacias.

Necesitamos educarnos en esto, y que sepas que, todos vamos a estar expuestos al dolor, y eso es inevitable. Si no lo has estado aun, por tu corta edad o por tus vivencias, te aseguro que en algún momento tendrás que atravesar por él. La gran diferencia entre personas que saben lidiar con eso y las que no, es la manera en cómo se percibe ese dolor y que interpretación podemos darle. Algunas personas logran convertir sus debilidades en sus fortalezas más profundas, mientras que otros permanecen hundidos en el dolor sin poder encontrar una salida.

Cuántos somos conscientes que, a lo largo del recorrido de la vida, hemos atravesado situaciones dolorosas, experiencias traumáticas o simplemente momentos que quisiéramos olvidar.

Para estas personas diesté este plan, deseo que adquieras la capacidad para alegrarte, aun, en medio del dolor más grande. Como el Apóstol Pablo escribía las cartas más inspiradoras y motivaciones de la historia, desde un pozo de oscuridad donde permanecía preso a causa del Evangelio, nosotros podamos elevar nuestra mirada para encontrar luz en medio de la noche más oscura.

Cuando pienso en momentos difíciles recuerdo la historia del evangelio de San lucas 8:22-25:

22 Un día subió Jesús con sus discípulos a una barca. —Crucemos al otro lado del lago—dijo. Así que partieron, 23 y mientras navegaban, él se durmió. Entonces se desató una tormenta sobre el lago, de modo que la barca comenzó a inundarse y corrían gran peligro. 24 Los discípulos fueron a despertarlo. —¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar! —gritaron. Él se levantó y reprendió al viento y a las olas; la tormenta se apaciguó y todo quedó tranquilo. 25 —¿Dónde está la fe de ustedes?—preguntó a sus discípulos. Con temor y asombro ellos se decían unos a otros: «¿Quién es este que manda aun a los vientos y al agua, y le obedecen?».

Los discípulos caminaban a diario con Jesús, sabían de sus milagros y creían en Él. Este relato me confirma que las tempestades de la vida vendrán, incluso cuando menos se esperan. Los discípulos estaban en la barca, debían cruzar al otro lado, era una tarea que parecía sencilla, y Jesús, que debía estar cansado, confía en que ellos podrían navegar y decide dormirse. Pero lo que me llama la atención es que, frente a la dificultad, el saber que Jesús estaba en la misma barca que ellos y descansando (aunque la barca corría peligro) no les fue suficiente, sino que optaron por darle lugar al temor.

¿Qué ocurre en tu vida cuando vienen las tempestades? ¿Cuáles son los primeros pensamientos que suelen venir a tu mente? ¿Cuáles son las emociones que experimentas? Si hoy no estás viviendo una situación de dolor, recuerda cuando la has vivido, ¿qué hiciste? ¿A quién acudiste en busca de ayuda?

Cuando nos hacemos estas preguntas tomamos perspectiva respecto dónde estamos parados frente al dolor. Podemos comprender que, más allá de que el dolor sea inevitable, el sufrimiento es optativo. El temor y la parálisis producto de la ansiedad que provoca el miedo, las elijes tú.

Te desafío a que hoy sea el día en el que puedas detenerte a pensar sobre qué tempestades has enfrentado. Que puedas tomar tu cuaderno de anotaciones personales y registres cómo las has atravesado, qué secuelas pudieron dejarte y, si pudieras elegir, qué hubieras hecho diferente.

¡Nos vemos la próxima!