Deja Que Dios Sacie Tu SedMuestra

Juan 14:6 “…Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí…” Dile a la persona que tienes a tu lado: solo existe una solución".

¿Tienes hambre y sed de conocer más la palabra de Dios?

Cuando escuchamos que la Palabra de Dios sacia mi sed, rápidamente pensamos en la mujer samaritana. En el momento en que Jesús pasó por Samaria y se tomó un tiempo para hacer una parada mientras los discípulos iban a buscar de comer, la mujer samaritana se encontró con Jesús y no solo llenó sus vasijas, sino que también llenó su alma. Entonces, podemos decir que no tuvo miedo ni vergüenza cuando conoció al Mesías.

En este tiempo Dios nos está llamando, y quiere darnos en abundancia, pero no lo que el mundo está ofreciendo, si no el pan que da vida, el agua que sacia nuestra sed.

Dice la Palabra de Dios:

“No hambre de pan ni sed de agua, sino de escuchar la palabra del Señor” Amos 8:11b.

Hay personas a nuestro alrededor, tanto dentro como fuera del cuerpo de Cristo, que sienten un gran vacío dentro de ellos. Esto se debe a que el mundo nos ofrece muchas formas fáciles de resolver situaciones y llenarnos de cosas temporales que no nos llenan, como el hambre y la sed.

Los que están a nuestro alrededor y necesitan ese apoyo de constancia están hambrientos y sedientos de la verdad. Te puedo decir que hay mucho engaño hacia nuestros hermanos en fe, y no es porque no haya la Palabra de Dios, sino porque en muchas ocasiones están buscando en el lugar incorrecto e ignorando lo que vemos en nuestro camino. Existe un gran hambre por la verdad y debemos estar alerta al camino que Dios nos lleva. Recuerda buscar a los que no tienen y ayudar a los que tienen para que la bendición se expanda.

Dejemos caer nuestro cántaro y corramos derramando el agua viva por donde vayamos, para que sea la guía para algunos despierten, otros que vean, otros que escuchen y otros que sientan el derramamiento del Espíritu Santo al encontrarse con Aquel que saciará su sed.

Te puedo decir que una generación se ha levantado para llevar el mensaje soltando su cántaro, pero debemos ayudarlos con la guía del Espíritu Santo. Me doy cuenta de que la profecía de Amos y Hageo está empezando a verse hoy cuando pienso en lo que Dios nos llama en este tiempo y miro a mi alrededor.

Es necesario que el pueblo de Dios testifique el poder de Dios; debemos dar testimonio, no podemos permanecer callados ni dormidos, no nos dejemos intimidar por los poderes de las tinieblas.

Debemos testificar la verdad de Dios vivo, en todo momento dentro y fuera del cuerpo de Cristo.