TOMA TU CRUZ

¿Quieres seguir a Jesús?

No todos lo hacen.

Lee los evangelios: Miles de personas se sintieron atraídas por Jesús, pero solo unos cientos se convirtieron en sus aprendices.

Muchos se sintieron genuinamente atraídos por Jesús (¿cómo podrías no estarlo tú?), pero no estaban dispuestos a comprometerse con una vida de aprendizaje. Pusieron excusas como “Primero déjame ir a enterrar a mi padre” (Lucas 9:59). Ésta era una forma de decir en el primer siglo: “Déjenme esperar hasta que mis padres mueran para poder recibir la herencia familiar y ser rico de forma independiente; luego te seguiré”. ¿Otra excusa? “Te seguiré, Señor, pero primero deja despedirme de mi familia” (versículo 61). Es decir, dame un poco más de tiempo antes de comprometerme.

Eso es lo que muchos de nosotros hacemos: retrasamos, vacilamos, ponemos excusas. Al igual que ponernos a dieta, ponernos en forma u organizar nuestro armario, procrastinamos: “lo haré más tarde”. Pero rara vez lo hacemos.

¿Y qué dijo Jesús? “Que los muertos entierren a sus propios muertos” (versículo 60).

Eso suena desagradable para nuestros oídos modernos, pero no lo fue; fue simplemente contundente. Jesús estaba diciendo: "Puedes hacer eso, pero si eliges ese camino, te llevará a la muerte, no a la vida"

Verás, Jesús no suplicó, ni manipuló, ni intimidó. La coerción no es un fruto del Espíritu. No ejerció presión ni ofreció argumentos de venta; Él acaba de invitar. Y cuando la gente se resistía o ponía excusas. . .

Él los dejó alejarse.

¿Puedes imaginarte decir no a una invitación de Jesús?

Yo puedo.

Si vives lo suficiente, inevitablemente rechazarás una invitación de la que luego te arrepentirás. Yo lo he hecho. Afortunadamente, ahora solo puedo pensar en unas pocas oportunidades en mi vida que, en retrospectiva, las perdí por completo. Pero hasta el día de hoy, cuando me vienen a la mente, lamento mis decisiones.

Tú tienes una invitación ante ti para convertirte en un aprendiz de Jesús.

¿Qué dirás?

¿Qué invitaciones sientes que Jesús hace a tu corazón y a tu vida? ¿El Espíritu de Jesús ha dirigido tu corazón hacia algo? ¿Has seguido adelante? ¿Qué podrías hacer hoy para decir sí a las invitaciones de Jesús?