El Regalo de la SalvaciónMuestra

Eres perfecto

Meditaba hace poco sobre las incontables veces que el Señor me concede lo que le pido y el Espíritu me revela lo que le pregunto, y sentía que no merezco tal bendición. Es como si Dios no viera mis imperfecciones y se dejara llevar por el producto final, lo que llegaré a ser en Él.

Por medio de la sangre de Jesucristo, la única sangre que no mancha, sino que limpia y quita toda impureza y suciedad, somos lavados y purificados. Por medio de esa sangre preciosa, Dios nos ve cómo vamos a llegar a ser, y no como lo que somos hoy. Ese sacrificio nos purificó y nos rescató de la esclavitud del pecado, haciendo que el mismo ya no tuviera ningún control sobre nosotros. Nuestra obligación de morir por lo que habíamos hecho, ya fue pagada, ya fue satisfecha. Es a través de ese puro cristal, que Dios nos ve, como vasijas perfectas, terminadas para ser usadas por Él y para Él. Toda mi vida estaré agradecida de ese sacrificio para que yo fuera salva y por medio del cual Dios me ve perfecta.

Oración: Mi alma Te alaba, Señor Jesús, por haberme redimido y limpiado. Que nada ni nadie me aleje de Tu presencia. Rindo mi vida a Ti y que cada soplo de aire de mis pulmones y cada gota de sangre de mi cuerpo sean por el resto de mi vida, para alabar y glorificar Tu Santo nombre hasta que deje de existir y te vea de nuevo en mi morada eterna. Te lo pido en el precioso nombre de Tu Hijo Jesús, amén.