Una vida de intimidad con DiosMuestra

Iglesia negligente

La prioridad más importante para un cristiano es su comunión con Dios. Pero lo cierto es que para muchos no pasa de una cita de fin de semana, en el que están más pendientes del almuerzo, las amistades o el partido de fútbol que de brindarle adoración al Señor.

Si no fortaleces la amistad con el Señor encontrándote con él en los primeros momentos del día, después se te hará muy difícil. Por otra parte, ¿cómo te atreves a enfrentar tu jornada sin la guía del Señor? ¿Acaso dudas de su sabiduría? ¿No quieres caminar en su compañía? Dejar a Cristo encerrado en el templo es la treta del diablo para despojarte del poder del evangelio. No permitas que muera tu vida de oración. Si languidece, cambia el curso de tu historia. Tu vida corre peligro.

El fallecimiento reciente de la señora Oración, en la Primera Iglesia Negligente, ubicada en la Avenida del Mundo ha dejado a todos alarmados.

Cuentan que su vida era saludable y pujante en tiempos de gran avivamiento; se alimentaba con la Palabra de Dios y abundantes testimonios de sanidad.

Su enfermedad comenzó con una rigidez de rodillas, luego se sumó un gran enfriamiento del corazón, falta de celo por el Señor y ausencia de interés en las cosas del cielo.

Las últimas palabras de la Sra. Oración fueron una triste pregunta: “¿por qué me han abandonado? ¿Por qué mis amados no me visitan? ¿Por qué se ocupan de sus negocios y placeres, dejándome morir?”.

Los expertos doctores que atendieron a la Sra. Oración no pudieron determinar la causa de la muerte. La autopsia reveló que la deficiente alimentación espiritual, la falta de fe, de sincera consagración y la deserción de sus miembros, fueron concluyentes a la hora de su muerte. Solo unos pocos fieles estuvieron en su funeral. Su cuerpo descansará en el cementerio de las “Glorias Pasadas”.

En honor a su partida, las puertas de la Iglesia permanecerán cerradas, salvo cuando la “Sociedad de Damas” programe alguna actividad para servir refrescos al equipo de fútbol o algún hombre de mundo decida hacer un picnic en las instalaciones del templo.

“Amado Señor, siento una gran tristeza al pensar que muchas iglesias cristianas ahora son restaurantes, tiendas u hoteles. Tus hijos se olvidaron de tus cosas. Creen que siguen siendo cristianos cuando jamás te buscan. Que no suceda eso conmigo. Líbrame del engaño de la religión. Dame pasión sincera para vivir en el fuego del Espíritu y llevar a otros la llama que todo lo cambia. En el nombre de Jesús. Amén”.