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Una vida de intimidad con Dios

DÍA 193 DE 365

Cuidado con lo que dices

Lo que cualquier persona diga... determina la suerte que le espera...”, Mateo 12:37 (NT-BAD).

Elisabet se encargó de mantener a su hijo lejos de la negatividad de la gente, pero necesitó la ayuda de Dios para silenciar la boca incrédula de su esposo que ponía en riesgo el destino glorioso de su pequeño. Un ángel le dijo: “...Como no creíste en mis palabras... te vas a quedar mudo. No podrás hablar hasta el día en que todo esto suceda”, Lucas 1:20 (NVI). Dios se asoció al trabajo de Elisabet para cuidar el llamado en la vida de Juan y por esa razón dejó mudo a Zacarías durante todo el embarazo.

¿Cuál fue la causa del castigo? La incredulidad. ¿Solamente? Existen antecedentes escriturales de personas que pidieron señales y no fueron disciplinadas. Por ejemplo Abraham. Dios se le apareció y le prometió descendencia y tierras, a lo que el patriarca respondió: ¿Cómo puedo estar seguro?, Génesis 15:8 (TLA). “...Ezequías le había preguntado a Isaías: — ¿Qué señal dará el SEÑOR como prueba de que me sanará...?”, 2º Reyes 20:8 (NTV). Sin embargo, el caso más recordado es el de Gedeón que rogó dos veces poniendo como señal los vellones, Jueces 6:36-40. El ángel dejó mudo a Zacarías para preservar a Elisabet del escepticismo de su cónyuge. La incredulidad podría ser contagiada a su esposa y ambos perderían el milagro. “La lengua puede traer vida o muerte”, Proverbios 18:21 (NTV).

Zacarías pudo haber matado con sus palabras el propósito en la vida de su hijo. ¿Alguna vez te preguntaste por qué razón prohibió Josué que el pueblo de Israel hablara mientras daba vueltas a la ciudad de Jericó?, Josué 6:10. ¡Acertaste! Para que no se desanimaran mutuamente. Si hubieran hablado, se habrían quejado y, como la queja es muy contagiosa, pronto se hubiera abortado la misión de conquistarla. La enseñanza es clara: ¡Dios aísla y silencia a los incrédulos, a los negativos y a los pesimistas! Ellos no son tenidos en cuenta por Dios. Su actitud es tóxica y podría envenenar la fe de los demás.

No te dejes hundir por la depresión de los que te rodean. No dejes que los críticos, los envidiosos, los incrédulos, los cínicos o los hijos del diablo te roben tu propósito o tu milagro. Jesús dijo: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible”, Marcos 9:23. Rodearse de personas negativas y pesimistas es insalubre y siempre trae malos resultados.

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/