Una vida de intimidad con DiosMuestra

Protege el destino profético de tu familia
El ángel le dijo a Zacarías: “...Tu hijo va a ser grande delante del Señor...”, Lucas 1:15 (VP). Varios años después Jesús dijo: “...Ninguno ha sido más grande que Juan el Bautista...”, Mateo 11:11 (VP). ‘Grande delante del Señor’ y el ‘más grande’ entre los seres humanos. Este hombre sí que supo llamar la atención del cielo. ¿Cómo lo logró?
¡El ‘éxito’ ministerial de Juan comenzó con la obediencia de sus padres! “Ambos eran rectos... delante de Dios...”, Lucas 1:6 (NVI). Quienes practican el principio de la consagración atraen el favor de Dios a su casa. “Si obedeces... les irá bien en todo a ti y a tus hijos...”, Deuteronomio 4:40 (NTV).
¡Es un hecho que cuanto más consagrados sean los padres más bendecidos serán sus hijos!
La madre suele ser un factor clave en el desarrollo espiritual de una familia. Cuando Elisabet quedó embarazada se escondió por cinco meses, Lucas 1:24. ¿Por qué? Porque ella protegía el milagro que llevaba dentro. Los cinco meses en secreto le sirvieron para fortalecer su fe y contrarrestar lasbien intencionadas maldicionesque la gente podría formular, como: “¿no estás un poquito vieja como para tener un bebé? ¿No crees que existen muchas probabilidades de que ese niño nazca con malformaciones?”.
Algunas palabras tienen el potencial de robarnos un milagro en gestación.
¿Quién puede medir el impacto de las palabras? Aprendamos de Elisabet. Quizás la razón más importante para ocultarse haya sido preservar de las palabras negativas de los demás la vida del profeta que llevaba en su vientre. Es muy raro escuchar a alguien hablar del efecto de las palabras sobre un niño aún no nacido. Sin embargo fue el saludo de María la causa del regocijo de Juan. Juan, el niño no nacido, tuvo la capacidad de reconocer la presencia de Dios en el vientre de María.
Los padres pueden ser agentes de Dios para la bendición de sus hijos o agentes del diablo para la maldición de los mismos. Y sus palabras tienen mucho que ver. Un padre que imparte afirmación y aceptación bendice a sus hijos. Una madre que le hace saber al niño por nacer que es considerado un regalo maravilloso de Dios lo conecta con su propósito y su destino. La bendición de los padres tiene el potencial de crear un fuerte sentido de seguridad que durará para toda la vida. Es hora de provocar en los hijos experiencias sobrenaturales con Dios. Y los resultados serán sorprendentes.
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/