Una vida de intimidad con DiosMuestra

El poder del pacto matrimonial
“Honroso sea... el matrimonio...”, Hebreos 13:4.
El matrimonio es una barrera protectora que brinda cobertura espiritual a los esposos y a los hijos. Los padres suelen ser conscientes de los riesgos físicos y por eso establecen barreras o límites para preservar la vida de sus hijos, pero fallan en establecer protección frente a los ataques demoníacos. El pacto matrimonial es una medida de seguridad establecida por Dios. Muchísimas personas no tienen idea de las consecuencias generacionales que acarrea el vivir bajo los códigos y la influencia de faraón.
El plan de Satanás es destruir todo a su paso, incluso a los niños. Dios lo sabe y ha establecido que los padres, en el poder del acuerdo y bajo la cobertura del pacto matrimonial, sean quienes los cuiden. “...El SEÑOR fue testigo de los votos que tú y tu esposa hicieron cuando eran jóvenes... ¿No te hizo uno el SEÑOR con tu esposa?... ¿Y qué es lo que él quiere? De esa unión quiere hijos que vivan para Dios...”, Malaquías 2:14-15 (NTV). El pacto matrimonial es una barrera protectora en el mundo espiritual.
La ley de Moisés establecía pena capital para las prácticas sexuales fuera del matrimonio. ¿Por qué? Porque Dios pensaba en los más indefensos. Era una medida amorosa para bendecir a los hijos fuera del matrimonio. La irresponsabilidad de los padres traía enormes riesgos espirituales sobre la vida de sus hijos. ¡Qué bien haríamos en limitar el comportamiento sexual al contexto del matrimonio por el bien de nuestros hijos y de las futuras generaciones!
“Asumo mi identidad en la persona de Jesucristo. Todo acceso legal que el diablo tenga por mis pecados, ahora, bajo la unción del Santo y por los méritos de Cristo queda anulado. Declaro que todo decreto que me era contrario ha sido clavado en la cruz de Cristo y que yo he sido perdonado por la sangre derramada en el calvario. Acepto la adopción espiritual en Dios y recibo al Todopoderoso como mi verdadero Padre. Y por cuanto soy hijo, soy amado y soy bendecido. Desde hoy en adelante, caminaré bajo la unción y la revelación de Dios. Mi vida está destinada a sacudir el reino de las tinieblas. Mi adoración traerá libertad a todos los que me rodean. Serviré al Señor no en mis fuerzas sino en su poder. Y declaro que por cuanto el diablo intentó detenerme, Cristo me levanta para cambiar realidades y transformar vidas en su nombre. En Jesús, mi Señor, amén”.
Escrituras
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/