Inagotable graciaMuestra

Inagotable gracia

¡Ay, bendita gracia! Gracia que persigo insaciablemente porque sé lo inútiles que serían mis días si los vivo fuera de tan divino y sublime suministro; suministro sobrenatural del que soy adicto, porque reconozco lo inútil que soy sin esa porción de gracia que requiero y de la que dependo día a día para vivir según los diseños del reino celestial.

Inagotable gracia que ilumina mis días aún en tiempo de adversidad, que destella poder para que me mantenga firme ante la dificultad, que derrota a mis enemigos y vence todo ataque que el maligno levanta en mi contra. Gracia que me abraza, me guarda y me defiende; gracia que como sello garantizado y como cheque en blanco tengo por cobrar, no porque la haya ganado, sino porque me fue concedida gratuitamente sin que yo tuviera que hacer algo para alcanzarla.

Inagotable gracia que me lleva a temor del Señor, de mi Dios Eterno, el Santo de Israel; quien por gracia divina determinó mirarme y escogerme como hijo suyo para la eternidad.

Inagotable gracia que me revela quién soy en Cristo Jesús. ¡Cuán grande ha sido el poder que he recibido y cuánto puedo hacer bajo su dominio y dirección!

Que nunca me falte tu gracia, oh Dios Eterno, bendito Señor, Padre Amado. Vivo por tu gracia. Respiro tu gracia, y quiero expandir tu gracia a través de tu poder. Sin tu gracia, muero; sin tu gracia, no podría resistir un solo día; sin tu gracia, la vida que me has dado sería en vano vivirla.

Dale sentido a mis días a través de la manifestación de tu gracia en cada cosa que viva, en cada paso que me lleves a dar, en cada lugar en el que me permitas estar. Confío así es por la gracia salvífica que me has concedido a través de Jesucristo y por la que se acrecienta en mí el deseo de querer más y más de ti. Amén.