Acepté a Cristo: ¿Y Ahora Qué?Muestra

¿Irse?

Al principio, sonaba como una buena idea. Pero cuanto más explicaba el banquero los términos del préstamo, más arriesgado era el plan. Una vez que trató de asegurarnos que no había forma de que pudiéramos perder, supe que teníamos que abandonar el trato. También fue algo bueno, porque dos años más tarde, mi empresa quebró y el mercado de la vivienda colapsó. Lo habríamos perdido todo.

Seguir a Cristo también puede ser arriesgado. Eventualmente, Dios nos pedirá que hagamos algo que no nos gusta. Tal vez sea una elección de estilo de vida que nos damos cuenta de que Dios quiere que cambiemos o una enseñanza en las Escrituras que parece obsoleta. De cualquier manera, cuando suceda, tenemos que tomar una decisión: alejarnos o continuar siguiéndolo.

Cuando Jesús les explicó a sus seguidores que él era “el pan de vida”, muchos no pudieron aceptarlo y optaron alejarse. Incluso sus discípulos tuvieron problemas. Ellos dijeron que eran “palabras duras” (Juan 6:60), pero cuando Jesús les preguntó si ellos también iban a alejarse, Pedro respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros hemos creído y llegado a conocer que tú eres el Santo de Dios”.

La respuesta de Pedro es maravillosa porque no niega su lucha con las palabras de Jesús. Esencialmente, está diciendo: “No lo entiendo, pero sé quién eres Jesús, y confío en ti más que en mí. Así que me quedo”.

Cuando mi esposa y yo nos hicimos misioneros por primera vez, Dios nos llamó a dejar nuestros trabajos y mudarnos a mil millas de distancia. ¡Eso fue arriesgado! Al principio estaba bien, pero pronto la soledad comenzó a ser abrumadora. Recuerdo querer alejarme de todo. Pero me encontré diciendo: “¿A dónde más puedo ir? Solo tú tienes las palabras de la vida eterna."

¿Cómo respondes cuando te enfrentas a enseñanzas de las Escrituras que desafían tus creencias?

¿Qué necesitarías para confiar en el camino de Dios sobre el tuyo?