En la tumba vacíaMuestra

La visión de María de la cruz

"El primer día de la semana por la mañana, después de que Jesús resucitó, se le apareció primero a María Magdalena, de quien había echado siete demonios" (Marcos 16:9).

Es difícil imaginar cómo era la vida de María Magdalena antes de que Jesús la sanara. Quizás cualquiera que tenga una relación íntima con la enfermedad mental pueda vislumbrar el caos de su mente y alma. Lleno de compasión divina, Jesús expulsó a los demonios. En un abrir y cerrar de ojos, Jesús la restauró. Él la hizo completa, física, emocional, social y, sobre todo, espiritualmente.

En esta nueva vida, se comprometió con las necesidades del Maestro/Sanador viajero con un mensaje radical. Ella fue testigo de las maravillas que realizó. Sin embargo, ella lo vio a través de los ojos de sus expectativas: un rey terrenal enviado del cielo.

Su vista desde el pie de la cruz contradecía todo lo que aprendió de su Mesías. El miedo y la duda intentaron desplazar su fe y alterar su razón. Todo lo que ella pensó que llegó a creer estaba a punto de morir.

El Cordero Santo de Dios miró a las personas debajo de Él mientras se apoyaba contra la madera astillada de la cruz mientras cada pecado de la humanidad era clavado en Él. Sabía el valor de Su trabajo perfecto para amigos y enemigos por igual. Su gozo se completó cuando exhaló: "Consumado es" (Juan 19:30).