Adviento con Infinitum. Sorprendido por Dios, semana 4Muestra

¿Tienes a alguien en tu vida cuyo lenguaje de amor sean las “Palabras de afirmación”? No todos tienen ese privilegio, pero tener a una de estas personas en tu vida es un regalo para todo tu entorno. Las palabras de afirmación son como un vaso de agua fría en un día caluroso. Todo ser humano necesita estas palabras y tiene sed de ellas incluso cuando no nos damos cuenta.

Ahora mismo, podrías responder la pregunta: "¿Qué te ayudaría a escuchar con más atención a alguien a quien estimas?" Cuando nos detenemos y observamos, también podemos ver la sed del otro, ¿o no? Trae a tu mente el rostro de un ser querido; ¿qué palabras crees que aliviarían su tensión al escucharlas?

María, la madre de Jesús, está embarazada de 6 meses de su primer hijo. Recién casada. Con una fuerte discriminación social por su embarazo prematuro, visita a su prima, quien también está embarazada de su primer hijo. Tenían muchos temas de los que hablar, pero al llegar a la casa de Elisabet, no la recibió con una broma por sus tobillos hinchados; en cambio, recibió el generoso regalo de hermosas palabras.

Elisabet expresa sin reservas su alegría por la llegada de María. Bendice a María y a su hijo. Expresa con humilde gratitud que María se diera el tiempo de visitarla. Le dio una descripción detallada de cómo la conmovió el de regalo su visita y la honró por su fe y fidelidad con Dios.

¿Cuándo fue la última vez que saludaste a alguien de esta forma tan efusiva? De hecho, ¿cuándo fue la última vez que alguno de nosotros se tomó el tiempo de escribir algo así en una tarjeta de cumpleaños?

Cuánta generosidad nos demuestra Elisabet. El regalo de su sensibilidad para expresarse tan abiertamente. ¡Qué gran inversión la que hizo en el bienestar de María! Qué manera más sencilla pero significativa de demostrarle a una persona que se la valora.

¿De qué manera puedes bendecir a alguien esta Navidad siendo generoso con tu reconocimiento?

¿Cómo puedes expresarle a alguien la forma en que ves a Dios en ellos?

Inténtalo. Dedica tiempo para contarles a quienes están a tu alrededor (en el trabajo, en casa, etc.) cómo ves a Dios trabajando en sus vidas. Por ejemplo: "Veo a Dios trabajando cuando eres tan amable conmigo". ¡Tal vez podrías intentar decir una palabra de agradecimiento a un extraño en el supermercado! ¡Ambos niveles de sensibilidad ejercitan el músculo de la generosidad en nuestras vidas!