Te Necesito DiosMuestra

Pide conmigo VENGA TU REINO, SEÑOR.

A ti clamo, Señor: ¡ven pronto!, ¡escucha mi voz cuando te invoco!. Sea mi oración como incienso en Tu presencia, y mis manos levantadas, como ofrenda de la tarde.
La venida de Jesucristo quedó señalada con agua y sangre; no solo con agua sino con agua y sangre. El Espíritu mismo es testigo de esto, y el Espíritu es la verdad. Procuren estar en paz con todos y llevar una vida santa; pues sin la santidad, nadie podrá ver al Señor.
Porque Dios mismo estará con ellos y con todos nosotros cuando venga Su reino. Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor; porque todo lo que antes existía ha dejado de existir.
Los orgullosos tendrán que bajar la vista; los altaneros se verán humillados. Solo el Señor mostrará Su grandeza en aquel día.
Santificado sea Tu nombre, Señor. Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad en la tierra, así como se hace en el cielo.
Gobiernos y reyes caerán a los pies de Dios. Durante el gobierno de estos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido ni dominado por ninguna otra nación, sino que acabará por completo con todos los demás reinos, y durará para siempre.
Medita en la palabra de Dios.