Reinventando Mi CarácterMuestra

Cambiando mis raíces.

Ayer hablamos de tristeza y de angustia, y hoy necesitamos retomarlo, pues ambas emociones son persistentes en nuestro corazón y en nuestra mente. Echan raíces profundas, formando convicciones en ellas mismas que te llevan a estarlas acariciando. Por ejemplo: si tengo razón de estar tan triste, tan sola que estoy, ¿que puedo hacer? ¡Dormir un rato! Oh ¿salgo yo sola? ¡Noooo! ¡Que tal que me pasa algo! Me iré a tomar un café ¡No! que caso tiene…

Escuche una frase que dice que la depresión es mucho pasado y la ansiedad es mucho futuro. Así lo veo, perdí mi trabajo (depresión). ¿Qué voy a hacer? ¿Qué va a pasar con mis hijos? ¡No tendré para darles de comer! (ansiedad). Están tan unidas estas emociones, que se alimentan una a la otra. Pero lo importante, es reconocer quién es nuestro Padre y lo que Él está pidiendo que hagamos. Retomo el versículo de ayer: 1 Pedro 5:7 “Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes”. Por ello pregunto, ¿ya pusiste todas preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios?

Hace unos días, al leer Isaías, no pude más que llorar y llorar cuando llegué a Isaías 30:15: Su fuerza radica en mantener la calma y en confiar en mí. En verdad, “mantenerme en calma”, ¿yo? En esta tormenta que estoy viviendo. ¿En este conflicto de sentimientos? Sonaba como eco en mi mente esta frase.

Sin dudar pensé, ¡qué difícil es!, mientras se agolpaban mis pensamientos en mi mente. Cuando mi realidad me indica lo contrario: Habla. Grita. Regaña. Defiéndete. Llora. No te dejes. Eso es injusto. Me muero de tristeza. Me siento fatal. Vs Confía en Dios. Anímate. Mantén la calma. Dios te dará la fuerza. Confía en Él. Cambia tus raíces.

Me acordé de Sara (la esposa de Abram), cuando al ver que no quedaba embarazada quiso ayudar a Dios proponiendo a su esposo que tomara a su esclava. Así Agar concibió un hijo de él, a quien llamó Ismael…. Y entonces me di cuenta. Justo de eso se trata.

No querer ayudar a Dios: Mantente en calma. No busques ayudar a Dios. Él hará de acuerdo a Su voluntad. Él se está moviendo, aunque tú no lo veas. Él está tocando vidas a través de tus circunstancias.

Ora a Dios y entrega la tristeza y angustia.