Reinventando Mi CarácterMuestra

No puedo elegir mis circunstancias

Nuestro cerebro tiene un gran impacto en todo nuestro cuerpo. Y nuestro cerebro y el corazón están conectado a través del nervio vago en el corazón. Las situaciones complicadas en nuestra vida, se van a sentir en el corazón. ¿Alguna vez has sentido dolor en tu corazón ante una pérdida o noticia desagradable? Bueno, ese dolor es muy conocido, de ahí el nombre del corazón roto.

Por eso quiero resaltar el tema de que todo lo que pensamos se convierte en semillas de emociones. Es como en la naturaleza, por ejemplo, semillas de manzanas, nos dará un árbol de manzanas. Así sucede con nuestros pensamientos, se siembran semillas que nos permiten ver cómo crece una semilla sembrada. Y si ponemos semillas de angustia, tendremos un árbol de angustia.

Recuerdo hace unos años atrás, como familia vivimos una desilusión fuerte, pues una persona que se decía llamar amigo y familia, hasta que literalmente nos dio la espalda. Un día incluso, se organizó una reunión con otros amigos, con el único objetivo de hablar mal de nosotros. Lo más triste fue que ellos creyeron más en él y tomaron un bando, entonces claro está, no eran nuestros amigos. Le sumamos a nuestra desilusión una desolación.

Nuestro ánimo, ¿cómo se encontraba? Completamente triste, desilusionado, nos sentíamos más traicionados y abandonados.

Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, en casa nos encontrábamos completamente desanimados. Una cosa me quedó claro en Isaías 26:3: No puedo elegir mis circunstancias, pero sí puedo elegir lo que pienso en medio de esas circunstancias.

Definitivamente podemos no entender lo que vivimos, ni por qué lo vivimos, ni para qué lo vivimos. Seguramente, más bien nos iremos por pensamientos de ¡Dios no me quiere! ¡Me ha abandonado! ¡Por qué se fijaría en mí y pensamientos así! Que lejos de alentarnos, nos llevan a sentirnos destrozados por dentro. Literalmente con un corazón roto. Sin embargo este versículo, nos motiva a pensar de manera diferente.

Y en Juan 16:33 Dios nos advierte que tendremos pruebas y tristezas, pero luego nos dice: Pero anímense yo he vencido al mundo. Él tiene fuerza para ayudarnos en medio de esos sueños rotos y pérdidas incomprensibles para nosotros y Él nos dice que vivamos en paz.

Ora a Dios, pide ayuda para sanar tu corazón, entrega la desilusión y tristeza que hayas sufrido.