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¿Los cristianos deberían hacer dieta?

Si la Biblia dice que nuestros cuerpos son temporales y nuestras almas son eternas, ¿deberíamos pensar tanto en las calorías, el sodio y el azúcar? ¿O debemos enfocar nuestros esfuerzos en la fe, la esperanza y el amor? Buenas preguntas. Para ser honesto, la Biblia no tiene muchas respuestas. ¡Incluso ese pasaje sobre honrar a Dios con el cuerpo (1 Corintios 6:20) está en el contexto de la prostitución, ¡no del tamaño de la porción!

Sin embargo, hay un pasaje que me llama la atención: "No te juntes con los que beben mucho vino, ni con los que se hartan de carne, pues borrachos y glotones, por su indolencia, acaban harapientos y en la pobreza" (Proverbios 23:20,21). ¿Por qué no comer lo que uno quiera en el buffet o tomar una copa de más de vino? Porque uno termina somnoliento. Dios no creó su cuerpo para que estuviera lleno de energía mientras procesa esa cantidad de carne.

Por eso la comida es muy importante para Dios. Él quiere que tengamos la energía necesaria para hacer buenas obras en su nombre. Dos horas después del almuerzo, él tiene una oportunidad preparada para que le sirvamos a nuestro jefe o escuchemos a nuestros hijos o le echemos una mano a un vecino necesitado. Esos actos de amor, como la mayoría de las buenas obras, requieren de energía y enfoque. Por eso Dios quiere que usted sea sabio al empacar su almuerzo.

Yo llevo un cuadernito negro al gimnasio para hacerle seguimiento a mis sesiones de entrenamiento. Dentro de la portada escribí las siguientes palabras: ¡Haz este trabajo, para que puedas hacer su trabajo! Así que, hermano cristiano, cuide del único cuerpo que Dios le ha dado. Su capacidad para amar a los demás podría depender de ello.

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