Hermosamente RendidaMuestra

La Viuda de Naín: El cuidado de Jesús por las Mujeres

Lectura: Lucas 7:11–17

DEVOCIONAL: Lucas 7:13

El Señor al verla se sintió profundamente conmovido y le dijo: —No llores.

Jesús y Sus discípulos viajaron a la ciudad de Naín. A la entrada de la ciudad se encontraron con un cortejo fúnebre por el único hijo de una viuda. A causa de la muerte de su hijo, esta mujer estaba completamente desamparada, sin cuidado ni protección. Al dolor por la pérdida de su hijo se sumaba la incertidumbre de su propio futuro, pues las mujeres de Israel del siglo I no podían mantenerse fácilmente. Esta mujer había perdido tanto a su marido como a su único hijo, quedando sin medios de protección o provisión.

Es interesante que Lucas, que es conocido por centrarse en los detalles y los hechos, incluyera un momento de emoción en este relato: Reconoció la compasión de Jesús. Aunque Jesús podría haber escogido cualquier número de milagros que hubieran proporcionado el bienestar físico y financiero de la mujer, eligió atender su necesidad más profunda: su corazón dolorido.

Jesús se acercó y tocó el féretro, a pesar de que esto lo hacía ceremonialmente impuro según la ley del Antiguo Testamento. Luego, sin palabras rebuscadas ni ceremonias dramáticas, le dijo al joven que se levantara, ¡y lo hizo! Todos los que presenciaron el milagro quedaron asombrados.

Jesús nos ama tanto que no solamente tiene compasión de nosotras, sino que está dispuesto a acercarse, a estar con nosotras en nuestro problema, a encontrarnos justo donde estamos sin esperar que lo tengamos todo resuelto primero. Él conoce el llanto de nuestros corazones, se preocupa por las cosas que nos hacen llorar y no lo pasará por alto.

En el Evangelio de Lucas no se menciona la fe, la obediencia o la posición social de la mujer. Ni siquiera se nos dice su nombre. Pero lo que sí vemos es el cuidado de Jesús por ella. Jesús sabía cómo sería su vida sin un hombre que la cuidara. La conocía íntimamente porque la había creado, y sigue siendo el héroe de su historia. Jesús fue el que tuvo compasión, el que interrumpió su vida y realizó un milagro. No por lo que ella hubiera hecho, sino por lo que Él es.

¿Dónde necesitas que Jesús irrumpa? ¿Cuál es tu quebranto? Si te sientes sola, insegura de tu futuro, con el corazón roto o perdido en medio de circunstancias desordenadas, ponlo todo ante el Señor. Deja de avanzar con tus propios planes y deja espacio para que Dios interrumpa tu vida y haga algo inesperado. Él cuida de ti como cuidó de esta mujer sin nombre: plena, completa y perfectamente.