Healer: Un Devocional De 7 Días Con Casting CrownsMuestra

Me veo obligado a jactarme, aunque nada se gane con ello. Paso a referirme a las visiones y revelaciones del Señor. Conozco a un seguidor de Cristo que hace catorce años fue llevado al tercer cielo (no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo; Dios lo sabe). Y sé que este hombre (no sé si en el cuerpo o aparte del cuerpo; Dios lo sabe) fue llevado al paraíso y escuchó cosas indecibles que a los humanos no se nos permite expresar. De tal hombre podría hacer alarde, pero de mí no haré alarde sino de mis debilidades. Sin embargo, no sería insensato si decidiera jactarme, porque estaría diciendo la verdad. Pero no lo hago, para que nadie suponga que soy más de lo que aparento o de lo que digo.

Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás, para que me atormentara. Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.

2 Corintios 12:1-10

La Palabra de Dios no solo debe servir como nuestro consejo, sino que también debe ser el lugar al que acudimos para nuestras convicciones.

Las personas tienen muchas creencias hoy en día. Dios mío, ¿alguna vez hemos tenido convicciones? Literalmente, vi a alguien hablarme llorando sobre cómo simplemente no pueden manejar el impacto de las pajillas de plástico en el medio ambiente, por lo que iba a emprender una búsqueda para deshacerse de ellas. Pensé: "Eso es bueno, porque tenemos tantas tortugas marinas en McDonough, Georgia, que te necesitamos desesperadamente aquí.”

Solía suceder que si ibas a compartir tus convicciones con alguien, tenías que mirarlo a la cara. Es increíble lo pacíficos, reflexivos y amorosos que creíamos que éramos antes de las redes sociales. En realidad no lo éramos, solo teníamos demasiado miedo de decir lo que pensábamos. Ahora, estamos en casa con los pulgares, y somos guerreros. La Biblia contiene muchas convicciones y verdad, pero debemos recordar que todo se transmite a través del amor. Si obtengo mis creencias de hashtags y sitios web, terminaré en algún lugar de la maleza espiritual. Debemos obtener nuestras convicciones solo de la Palabra de Dios.

La Palabra de Dios también tiene que ser nuestra brújula, adonde vamos en busca de dirección. Las listas de los pros y contras y los consejos de amigos piadosos son geniales, pero las personas tienden a dar consejos en momentos cruciales con base en lo que les sucedió.

Cuando estaba tratando de decidir si ir a la universidad bíblica, ni una sola voz me dijo que era una buena idea. Como un niño con problemas de aprendizaje, que apenas sobrevivía a la escuela, no leía música. Por alguna razón, quería ir a una escuela ministerial para estudiar música. Todo lo que tenía era este versículo en 2 Corintios 12 donde Pablo oró para que Dios quitara una prueba personal. Oró tres veces para que Dios se la quitara, pero ¿qué le dice Dios? "Mi gracia es suficiente para ti, y mi poder se perfecciona en tu debilidad.” ¿Sabes lo que Dios le dijo a Pablo allí? Él dijo: “No voy a sanarte como me pediste”. No tenía nada que ver con la pésima fe de Pablo. Tenía todo que ver con el propósito de Dios.

Aparentemente, Dios tenía un plan un poco más grande que el de Pablo.

Leí ese versículo y le dije a Dios: “Si me haces leer mejor y procesar mejor, iré”. Esa fue mi moneda de cambio con Dios. Pero cuando seguí llevando mis sentimientos a su Palabra, tuve que enfrentar la verdad. Cualquiera que fuera mi espina en la carne, Su poder era suficiente para mí.

Nuestros sentimientos son válidos, pero eso no los hace verdaderos. La Palabra de Dios es verdadera. Tiene que guiar mis decisiones, dirigirme cuando me duele, ayudarme a manejar momentos difíciles, informarme sobre cómo respondo a mi esposa e hijos, y enseñarme a enfrentar los desafíos en el trabajo. A través de su Palabra, Dios me provee consejo, convicciones y guía.