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Las decisiones de Job

No importaba lo mal que se pusieran las cosas para Job, había una cosa que Satanás no podía quitarle: el poder de decisión. Job mantuvo su determinación. Incluso cuando su salud y sus circunstancias empeoraron, Job siguió ejerciendo su capacidad de decisión.

Satanás apostó a que, si las circunstancias empeoraban lo suficiente, Job tomaría decisiones radicalmente diferentes, reflejando y exacerbando sus circunstancias, o que Job olvidaría que tenía la capacidad de elegir y simplemente fluiría con la marea de la tragedia.

Satanás quería que Job se convirtiera en una víctima. Los amigos de Job intentan llevarle a la misma conclusión. La sabiduría mundana también podría llevar a Job a concluir que era una víctima. Pero Job se resistió. A pesar de la presión de sus amigos, Job siguió eligiendo tener fe en Dios. Decidió confiar en su Creador. Sus circunstancias no determinaron sus decisiones y, lo que es más importante, tampoco sus decisiones determinaron sus circunstancias. De hecho, las decisiones de Job trascendieron sus circunstancias.

Cada uno de nosotros tiene la misma oportunidad que Job. No podemos controlar las circunstancias con nuestras decisiones, pero podemos elegir nuestra perspectiva ante ellas. ¿Elegirás estar en un lugar de confianza o en uno de victimización?

Cada nuevo día tiene que ver con las elecciones que hacemos en la vida. Cada día trae sus preocupaciones y batallas, sus circunstancias difíciles, momentos en los que tendremos que tomar nuevas decisiones. Nada es más importante en nuestra vida que las elecciones que tenemos ante nosotros. Lo que decidimos y hacemos tiene consecuencias, no solo en esta vida, sino en la vida futura.

Nuestra capacidad de elegir es un don. Solo hay una manera de perder nuestra elección: si renunciamos a ella decidiendo que las circunstancias pueden victimizarnos y que no hay esperanza. Pero eso no es lo que hizo Job.

Hoy es una nueva oportunidad para seguir el ejemplo de Job. Confiemos en que nuestro Creador tiene nuestro mejor interés en el corazón, no importa lo difícil que sea la vida (1 Pedro 5:6-7).

Señor, recuérdame que tú buscas lo mejor para mí. Te ocupas de mí. No permitas que me deje engañar por las mentiras de Satanás, por muy loca que sea mi situación.