Permite que la adversidad cambie tu perspectivaMuestra

Adversidad

La vida está llena de adversidades. Perdemos a nuestros seres queridos, nos despiden del trabajo, sufrimos pérdidas de embarazos, experimentamos el rechazo e incluso la persecución. La historia de Job es famosa en parte por lo extremo de la adversidad del protagonista. Precisamente esto es lo que le hace tan cercano. Pero lo que realmente hace que su historia sea inspiradora no es la cantidad de dolor que sufrió, sino su respuesta a él.

Las adversidades son un ingrediente constante de la vida. Todos preferiríamos vivir en situaciones fáciles, en entornos perfectos y en buenas circunstancias; nos encantaría vivir en un mundo en el que todos fuéramos felices, pero la caída en desgracia de la humanidad en el Edén hace que nuestra existencia, de un modo u otro, sea como la de Job.

A veces, parece que solo experimentamos la adversidad. No podemos ganar. Nos sentimos atrapados en un ciclo interminable de pérdidas y lamentos. Nos quejamos. Queremos gritar. La vida es dura. Ser humano no es para los débiles de corazón, pero, así como nos relacionamos con la situación de Job, tenemos la oportunidad de replicar su respuesta.

Según nuestra carne, Job tenía razón al quejarse y maldecir a Dios por lo que estaba pasando. Esa respuesta es precisamente lo que Satanás deseaba. Satanás quería que Job pecara para poder ganar. El acusador le dio a Job todas las razones posibles que «justificarían» su queja y maldición a Dios. Sin embargo, Job eligió no pecar con sus labios.

Job «acepta» la adversidad como una oportunidad para confiar en Dios. No fue a buscar la adversidad. Pero reconoce la realidad de la misma y la elección que tiene en medio de ella. Y eligió vivir con rectitud (Job 23:10).

Nada de la adversidad es fácil. No podemos evitarla del todo. No podemos controlarla. Pero lo que podemos hacer es seguir el ejemplo de Job y no dejar que la adversidad nos defina, ni permitir que nos lleve al pecado. Podemos cambiar nuestro enfoque y ver la adversidad como una oportunidad de adoración. Una oportunidad para confiar. Una invitación a ser un ejemplo. Un catalizador para conocer a Dios por la fe.

Señor, abre mis ojos para ver la oportunidad que hay detrás de mis problemas. Como Job, permíteme adorar y confiar en ti en todo.