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La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2022

DÍA 55 DE 365

Dios multiplica



Hattie May Wiatt era una niña de seis años que vivía cerca de la Iglesia Bautista de Grace en Filadelfia, Estados Unidos. La escuela dominical siempre estaba llena de alumnos y Russell H. Conwell, el pastor, le dijo que un día tendrían edificios lo suficientemente grandes para que todo el mundo pudiera asistir. La niña replicó: «Espero que así sea; está tan lleno que me da miedo ir allá sola». El pastor le respondió: «Cuando tengamos el dinero construiremos una tan grande, que todos los niños cabrán en ella».

Dos años después, en 1886, Hattie May falleció. Después del funeral, la madre de Hattie dio al pastor una pequeña bolsa que habían encontrado bajo la almohada de la niña, que contenía 57 centavos que había ahorrado. Junto con ellos, había una nota manuscrita por ella que decía: «Para ayudar a ampliar el edificio, para que más niños puedan asistir a la escuela dominical».

El pastor cambió todo el dinero en peniques y los sacó a la venta. Recibió 250 dólares, y 54 de los centavos fueron devueltos. Los 250 dólares fueron a su vez cambiados y sacados a la venta de nuevo por la recién formada «Sociedad Wiatt Mite». De esta manera, sus 57 centavos *siguieron multiplicándose*.

Nada menos que 26 años después, en una charla titulada «La historia de los 57 centavos», el pastor explicó los resultados de su donación de 57 centavos: una iglesia con una membresía de más de 5.600 personas, un hospital donde miles de personas habían sido tratadas, 80.000 jóvenes asistiendo a la universidad y 2.000 personas saliendo a predicar el evangelio; todo esto sucedió «porque Hattie May Wiatt» invirtió sus 57 centavos.

El tema de la multiplicación sale a lo largo de toda la Biblia. Lo que no se puede lograr mediante la suma, Dios los hace por la multiplicación. Recogemos los que sembramos, solo que multiplicado muchas veces. Lo que damos al Señor, Él lo multiplica.

Salmos 25:16-22



Multiplicación de bendiciones… y dificultades


Jesús prometió a sus seguidores una multiplicación de bendiciones. Pero también los advirtió de que junto con las bendiciones vendrían los problemas. Declaró que todo aquel que le siguiera recibiría el ciento por uno en esta vida, aunque con persecuciones (Marcos 10:30).


En este salmo David expresa como «Crecen las angustias de mi corazón [...] ¡Mira cómo se han multiplicado mis enemigos!» (Salmo 25:17,19). Él habla de soledad, aflicción, angustia y desazón.


Cuando Dios bendice, las dificultades y las persecuciones también tienden a incrementarse. Cualquier tipo de liderazgo conlleva oposición. Cuanto mayor sea la responsabilidad, más se multiplicarán las dificultades y los detractores aumentarán.


David ora al Señor pidiendo su ayuda para protegerlo y rescatarlo (v.20). Cuanto estés bajo ataque, intenta actuar siempre con integridad, rectitud y fe (v.21). Haz lo correcto sin importar lo que la gente diga o piense.



Señor, cuando me enfrente a la oposición, ayúdame a hacer lo correcto sin importar el costo o las consecuencias.


Marcos 7:31-8:13



Multiplicación de recursos


En este pasaje vemos la extraordinaria multiplicación de la provisión de Dios. Jesús alimentó a los 4000 con siete panes y unos cuantos peces y los discípulos recogieron siete canastas llenas de pedazos que sobraron.


Pero lo que es más interesante es que Jesús no se limitó a hacer un milagro; lo primero que hizo fue involucrar a los discípulos. Los llama para explicarles lo que quiere hacer (8:1–3). Les permite pensar en una solución a su manera (v.4), quizá con la esperanza de que recordaran cómo dieron de comer a 5000 (6:30–44).


Luego, recaba su ayuda pidiéndoles la comida que tengan (8:5). Solo entonces Jesús realiza el milagro, multiplicando la comida que ellos le habían dado. Incluso entonces hace que los discípulos ayuden distribuyendo la comida (v.6). A Jesús le encanta implicarnos en sus planes y u obra.


El papel de los discípulos parece muy pequeño comparado con lo que Jesús es capaz de hacer. Dios puede hacer muchísimo con una cantidad muy pequeña. Sea lo que sea que le des a Dios, El lo multiplica.


El pasaje de hoy comienza con otro milagro de Jesús. Sanó a un hombre que «era sordo y tartamudo» (7:32). Oró por él con un profundo «suspiro» (v.34). Puede que aquella fuera el tipo de oración que Pablo describe como «gemidos que no pueden expresarse con palabras» (Romanos 8:26) que representan al Espíritu Santo batallando en oración a través de nosotros. Jesús «dijo (al hombre): “¡Efatá!” (que significa: “¡Ábrete!”)» (Marcos 7:34).


Sin duda Jesús, por ser consciente de la multiplicación de la oposición, «les mandó que no se lo dijeran a nadie», pero «cuanto más se lo prohibía, tanto más lo seguían propagando» (v.36).


Después del milagro de la multiplicación, Jesús despidió a las multitudes para poder concentrarse en un grupo más pequeño de sus discípulos (8:9–10). A pesar de que las necesidades de la masa de gente eran incontables (evangelización y sanación), Jesús priorizó el tiempo con un pequeño grupo de líderes.


A pesar del milagro de la multiplicación y de todos los demás milagros, no todo el mundo creyó. «Llegaron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús. Para ponerlo a prueba, le pidieron una señal del cielo» (v.11). Querían una prueba externa y determinante de su autoridad.


Estaban ciegos espiritualmente y eran incapaces de reconocer las señales que Dios había dado (¡se podía pensar que alimentar a 4000 con unas pocas hogazas y pescados habría sido una «señal» más que suficientemente obvia!). Querían elegir sus propias señales y Jesús se negó a hacerlas. Hoy en día, sigue siendo verdad que los milagros no siempre conducen a la fe: la gente con frecuencia descarta los milagros, pensando que tiene que haber otra explicación plausible.



Señor, gracias porque pudiste hacer muchísimo con una cantidad pequeñísima, y porque multiplicarás aquello que yo te dé hoy, Señor, hoy te doy mi vida, mi tiempo y todo lo que tengo.


Éxodo 35:1-36:38



Multiplicación de voluntarios


A lo largo de los años he constatado los impresionantes logros que son posibles cuando todos y cada uno de los miembros de una pequeña congregación se comprometen en la oración, el servicio y en dar.


El pueblo de Dios se enfrentaba a la tarea titánica de construir el tabernáculo. Lo hicieron por medio de la multiplicación del compromiso de los voluntarios. Moisés reunió a «toda la comunidad» (35:1). Esto es lo que hace falta en cada iglesia hoy en día:



  • Orando todos


En el pasaje de ayer vimos como todos estaban unidos en la oración y la adoración: «Todos ellos se inclinaban [...] y adoraban» (33:10). El sábat no era solo un día de descanso; era un «un día de reposo consagrado al Señor». Era un día en el que la gente podía dedicar más tiempo a la oración y la adoración. La comunidad entera oraba.



  • Dando todos


Tomaron «una ofrenda para el Señor» (v.5a). «Todo el que se sienta movido a hacerlo, presente al Señor una ofrenda de oro, plata y bronce» (v.5b).


La tarea no se completó por la ofrenda de un solo donante generoso: «todos los que en su interior se sintieron movidos a hacerlo llevaron una ofrenda al Señor para las obras [...] todos los que se sintieron movidos a hacerlo, tanto hombres como mujeres» (vv.21–22). Al igual que Hattie May Wiatt, cada uno puso sus 57 centavos.


Si tu comunidad tiene que lograr algo que Dios esté llamando a hacer, necesitarás que todos den, no por obligación sino por voluntad de hacerlo (2 Corintios 8 y 9).


Como todos dieron, se recibió «más de lo que se necesita» (Éxodo 36:5). «Moisés ordenó que corriera la voz por todo el campamento: “¡Que nadie, ni hombre ni mujer, haga más labores ni traiga más ofrendas para el santuario!” De ese modo los israelitas dejaron de llevar más ofrendas pues lo que ya habían hecho era más que suficiente para llevar a cabo toda la obra» (vv.6–7).



  • Sirviendo todos


Todos se comprometieron en el servicio. La palabra «todos» aparece muchas veces en este pasaje. Era algo enteramente voluntario: «Todos los artesanos hábiles que haya entre ustedes deben venir y hacer todo lo que el Señor ha ordenado que se haga» (35:10). Por ejemplo, «quienes tenían madera de acacia [...] la trajeron». «Las mujeres expertas en artes manuales presentaron los hilos de lana púrpura, carmesí o escarlata que habían torcido, y lino» (v.25).


Un papel clave fue desempeñado por los artistas Bezalel y Aholiab. Fueron llenos del Espíritu Santo para hacer diseños artísticos y enseñar a otros a hacer lo mismo. Juntos, usaron sus habilidades y capacidades para la obra: «llevarán a cabo los trabajos [...] quienes el Señor haya dado pericia y habilidad para realizar toda la obra del servicio del santuario» (36:1).


Todo aquello era completamente voluntario. El pueblo de Dios fue «movido para Dios» (35:21,26). La tarea fue completada por aquellos cuyos corazones fueron movidos y respondieron libremente en su espíritu. Para realizar aquello a lo que Dios nos está llamando, necesitamos esta multiplicación de voluntarios.


El entusiasmo es contagioso. Como escribe Joyce Meyer: «Si te asocias con una persona que es una visionaria, no tardarás en recibir una visión. Pero si te rodeas de gente sin chispa que lo único que hacen es quejarse, estar apoltronados, comer rosquillas y ver novelas en la televisión, acabarás haciendo las mismas cosas muy pronto».


Movámonos los unos a los otros a orar, servir y dar. Te sorprenderás de cómo Dios es capaz de multiplicar tus 57 centavos y hacer mucho más de lo que pudieras pedir o imaginar.



Señor, gracias por todo lo que es posible cuando todo el mundo se compromete TBen orar, servir y dar. Gracias porque multiplicas más de lo que nunca hubiéramos pedido o imaginado.


Pippa Adds



Pippa añade


A veces, cuando tengo prisa por las mañanas, tengo que elegir si desayunar o leer mi Biblia. Generalmente decido desayunar. Me siento muy retada por el pasaje del Nuevo Testamento de hoy (Marcos 8:2). La gente llevaba tres días con Jesús sin comer nada. Claramente, su prioridad era estar con Jesús.



References



Notas:

La ilustración de Hattie May Wiatt es del sermón de Russell H Conwell ‘The History of Fifty-Seven Cents’, Domingo por la mañana del 1 de diciembre de 1912.

Joyce Meyer, *La Biblia de La Vida Diaria*, Casa Creación (7 de mayo de 2013)

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Joyce Meyer, Everyday Life Bible, (Hodder & Stoughton, 2006), p. 147

Acerca de este Plan

La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2022

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Nos gustaría agradecer a Nicky Gumbel por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://alpha.org

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