Bienvenidos al Getsemaní

Charles Spurgeon, conocido como el príncipe de los predicadores, hablando en discurso a sus estudiantes les dice: “Bienvenidos al Getsemaní, las puertas están abiertas para darle la bienvenida a los hijos de Dios en el mundo”. Tal vez, tú piensas en el Getsemaní como un lugar de victoria, pero ¿sabes con qué palabras invita Jesús a sus discípulos?. Con tristeza y angustia en su corazón: “Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo” Mateo 26:38. 

Sentimientos que tal vez aún no se habían revelado, pero que Lucas y Mateo narran de una manera que nos permiten ver el rostro de Jesús, analizar por un momento, su aflicción, su dolor, su lamento, el diálogo con los discípulos y la tristeza que ellos vivían. Mi Jesús fue ese varón de dolores experimentado en quebranto del que habla el profeta Isaías.

La tristeza es un sentimiento de pesadumbre, de aflicción, de melancolía, que llevado a su máxima expresión puede restarte tus mejores días, acabar con tu fortaleza o llegar a sentir que la muerte misma abraza y asedia tu vida, familia o ministerio, y es como si no pudieras hacer nada en esa aflicción.

Después de la traición de Judas, la sensación que nos queda es de soledad, de derrota o aparente silencio de parte del cielo, pero lo cierto, si no hubiera sido por el Getsemaní, mi Jesús no hubiera podido resistir esos momentos de aflicción, pues fue por causa de esta prueba que pudo librar Su más grande victoria.