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Renovado

DÍA 3 DE 9




CIELO PERDIDO 


¿Alguna vez has perdido algo de mucho valor? Recuerdo algunas ocasiones en las que he perdido objetos valiosos para mí; por ejemplo, una vez cuando, luego de bajarme de un avión, me di cuenta de que había olvidado mi reproductor de música. Qué doloroso y molesto fue darme cuenta de que nadie dio razón de él. También recuerdo cuando hace poco perdí una cadena de oro que me había regalado mi esposa. Me la quité por unas horas y no pude recordar dónde la había dejado. Hasta el día de hoy no lo recuerdo, creo que la perdí… Tras la pérdida hay un sentimiento desagradable, acompañado de la impotencia por saber que ya no hay nada que hacer para recuperar lo perdido.


En nuestro camino hacia la renovación, debemos entender que somos personas con la tendencia a olvidar y dejar apagar el amor y la pasión de nuestra relación con Dios; cuando nos damos cuenta, hemos perdido el camino y nos encontramos lejos de Él. En uno de los pasajes de hoy vemos cómo el rey David pierde su camino luego de cometer graves errores que ofendieron a Dios de una forma tremenda; David, poco a poco, se fue acostumbrando a su fama, la buena vida, sus victorias y a las múltiples bendiciones que Dios le daba. Así, cuando reaccionó, o peor aún, solo cuando el hombre de Dios, Natán, le hizo ver su pecado, se dio cuenta de que había perdido esa comunión e intimidad que por mucho tiempo había mantenido y que lo había llevado a ser uno de los hombres más importantes de su época. El poder de David estaba en su hermosa relación con Dios. Tal vez fueron sus mismos logros y victorias las que le fueron distorsionando su mirada hacía Él.


Al darse cuenta de que había perdido la intimidad con Dios, David reconoció su pecado y sus fallas, y se sintió sumamente afligido por haber llegado hasta ese punto. En medio de su oración, pidió misericordia de parte de Dios y reconoció lo que era más importante en su vida: Su presencia. Él escribe: No me alejes de tu presencia ni me quites tu santo Espíritu (Salmos 51:11). David hubiera podido pedir que no le fueran quitadas sus riquezas, su popularidad o sus títulos. Pero no; él pidió por aquello que consideraba más importante: “no me quites, no me alejes de tu presencia”. Oro al padre para que esa sea nuestra oración diaria y nunca perdamos la gran bendición de estar bajo su guía y bendición.


No dejes que los afanes de esta vida, que lo urgente de tu agenda, desplacen lo más importante: tu comunión y pasión por el Creador.

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

Renovado

Renovado, un camino que nos lleva a conocer lo que Jesús puede hacer en nuestras vidas. Solo Él es capaz de darnos una nueva perspectiva, una nueva manera de actuar y sobre todo, una nueva identidad.

Nos gustaría agradecer a ALEX CAMPOS por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.youtube.com/alexcampos

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