BUSCA LA SABIDURÍA EN LOS VERDADEROS TESOROS

Hoy vamos a recordar la historia del joven rico en el pasaje de Marcos 10. El joven llega delante de Jesús diciéndole que quiere heredar el reino (refiriéndose a la vida eterna) y que ha cumplido con todo lo necesario para ello. En ese momento Jesús le dice que lo único que tiene que hacer es dar todos sus bienes a los pobres y seguirlo. Como ya hemos leído, el joven rico se va triste porque su corazón no estaba listo para dejar ir sus riquezas. Este joven a su parecer era merecedor de la vida eterna, sin entender que aún había una parte de él que no le había entregado a Dios y le impedía seguirlo.

En los versículos que leímos hoy se nos habla sobre las riquezas. Vivimos en mundo que constantemente habla sobre el éxito, y no el éxito conforme a los deseos de Dios, sino conforme a los ideales y estándares del mundo. Ese éxito normalmente se basa en riquezas, pertenencias, lujos, etc. Nuestro éxito como hijos de Dios nunca puede basarse en esas mismas cosas. Podemos esmerarnos mucho en buscar y obtener el mismo éxito que vemos en otros, pero si eso nos lleva a desviarnos, de nada sirve. Podremos estar ganando dinero y reconocimiento, pero estaremos perdiendo el reconocimiento de quién más importa y peor aún, perdiendo la vida eterna. Dios no está peleado con el éxito, pero no conforme a lo que el mundo considera que es éxito, sino conforme a Su voluntad. Él no solo quiere que tengas éxito en tu escuela, tu trabajo o en tu economía, quiere darte éxito en todas las áreas de tu vida, aún en las que nunca imaginaste poder prosperar. 

Si lo que estás haciendo está acumulando tesoros en el mundo pero no en el cielo, es momento de pensar en qué es lo más importante para ti. ¿Tu prioridad es ser reconocido por otros y ganar riquezas en este mundo o ganar el reconocimiento de aquel que te creó y te puso en este mundo? ¿Cuáles son los tesoros que has acumulado y en dónde?