BUSCA LA SABIDURÍA Y NO TE DEJES ENGAÑAR

En la historia que leímos hoy, Dios a través del profeta Samuel le da instrucciones claras a Saúl de ir contra la ciudad de Amalec y destruir todo en ella. Como pudimos ver, contrario a la instrucción del Señor, Saúl y el pueblo deciden perdonar al rey Agag y lo mejor del ganado. Cuando Samuel cuestiona a Saúl sobre su decisión, se escuda diciendo que pensaba usar el ganado para presentar sacrificios delante del Señor además de intentar quitarse la culpa y ponerla sobre el pueblo. Nosotros podemos leer este relato, ver como Saúl pensó en entregar algo a Dios además de cumplir con el cometido y pensar “Wow, Saúl cumplió con lo que Dios le dijo que fuera a hacer y además fue más allá y pensó en dar ofrenda al Señor” pero para Dios no fue así. Tal vez a los ojos de Saúl, su acto era bueno y digno de admirarse, pero en los ojos de Dios no. Él no buscaba que Saúl hiciera lo que era mejor, solo que hiciera lo que le había mandado a hacer. Su desobediencia le costó a él perder la presencia de Dios.

En el versículo de Proverbios que leímos hoy dice “Hay un camino que al hombre le parece recto, pero su fin es camino de muerte”. El mal es tan engañoso, que puede mostrarse a nosotros como bondad, puede tratar de engañarnos para creer que nuestras decisiones nos están llevando a Dios cuando realmente nos están alejando. Una persona sabia, puede distinguir el engaño del enemigo y no caer en él. En el caso de Saúl, la instrucción era clara y venía directamente de Dios, pero para nosotros en nuestra vida cotidiana puede no ser tan fácil. A través de la sabiduría, podremos aprender a distinguir no solo de entre lo bueno y lo malo, sino también de entre lo bueno y lo que verdaderamente entra en la voluntad del Señor. Conocer el corazón de Dios, nos ayudará a distinguir y actuar correctamente, porque a través de eso obtenemos claves de quién es Él y qué espera de nosotros y nuestras acciones.